En serio

Xavier Marcet interviene en el XIV Congreso de AncecoXavier Marcet es consultor en estrategia e innovación y CEO de la consultora Lead to Change.

No sé explicarles muy bien el porqué. Pero tantos años de ver y aprender de las empresas me han desarrollado una especie de pálpito que me sugiere cuándo en una empresa van en serio y cuándo una empresa tira de inercias aliñadas con nebulosas de cambio. Ir en serio es ir en serio. Es poner foco. Es poner la directa. Es decidir entre dudas sin tener toda la información. Es determinación ante la dificultad. Es prueba y error y someter el ego para rectificar si hace falta. Es entender que la transformación son personas en transición. Ir en serio es no marear la perdiz. Dar alas a la gente. Empoderar equipos. Ir en serio es escoger a las personas adecuadas. Sembrar confianza. Ir en serio es cuidar la fluidez, asaltar los cuellos de botella. Es pensar en abatir objetivos más que en coleccionar indicadores. Cuando se va en serio hay claridad sobre responsables y resultados. Hay poco comité. Reuniones, las justas. Hay acción. Hay tensión positiva. Hay reconocimiento.

Ir en serio es disfrutar cada minuto de cada avance

Pero ir en serio también es construir legado, pensar en lo que queremos dejar. Tratar de derrotar la mediocridad que siempre acecha. Humillar cualquier arrogancia. Exigir desde la autoexigencia. No amilanarse ante los desprecios. Protegerse de las lecciones con retranca. Ir en serio es disfrutar cada minuto de cada avance. Es esfuerzo, eso que viene después del cansancio. Ir en serio es crear esos momentos en que todo es posible, hacerlos crecer y sostenerlos. Y al final ir en serio es sortear los elogios antes de tiempo. Vocación de aprendiz, profesión de aspirante.

Crear oportunidades no es suficiente, hay que concretarlas y después saber compartirlas

Ir en serio es ir de cara. Ir en serio es multiplicar a través de la gente. Ir en serio es poner recursos. Usar las tecnologías con criterio, pensando en su impacto. Ir en serio es comunicar habiendo superado la necesidad de decirlo todo. Ir en serio es tomar decisiones sobre personas que no aceptan ni concretan nunca las oportunidades. No demorar las conversaciones difíciles. Ir en serio es contratar gente hasta conseguir no ser el más inteligente de la sala. Hacer crecer a los demás. Cambiar techos de cristal por trampolines. Desclasificar ortodoxias. Articular generosidades. Vertebrar compromisos. Arrimar hombros. Deshilachar quejas. Cuando vamos en serio se nota. Incluso se nota en la política y en las administraciones. Hay menos reverencias a los powerpoints y se restringen los elogios a los que presentan resultados. Las excusas viven en el purgatorio. Crear oportunidades no es suficiente, hay que concretarlas y después saber compartirlas.

Ir en serio es disfrutar de cada hito, de ver crecer a la gente, es celebrar con los equipos, es agradecer los compromisos. Ir en serio es responder al esfuerzo con generosidad. Subrayar a los anónimos. Ir en serio es no desmotivar a los que no durmieron. Enfatizar el ejemplo de los demás. Ir en serio es parar los pies a los tóxicos. Reprogramar a los pluscuamperfectos para que colaboren sin altanería. Aligerar el verbo de los pesados. Encumbrar la brevedad. Vigorizar el alma.

Los que no van en serio no hablan con los clientes

determinación para trabajar y asumir compromisos en serioLos que no van en serio saltan de powerpoint en powerpoint. Hacen las cosas a medias. Juegan a que se creen las cosas. Aparentan curiosidad. Se apuran si alguna tendencia no aterrizó todavía en su dinámica corporativa. Exageran la modernidad, pero no pasan de pruebas piloto. Se postergan a ellos mismos. Hablan de innovación, pero no arriesgan. Hablan de calidad, pero no se plantean la excelencia. Parece que se santigüen cuando recurren al propósito, pero no lo contemplan cuando toman decisiones. Cuando no vas en serio empiezas a crear comisiones por doquier, diluyes las responsabilidades. Las burocracias se enseñorean y enferman de indicadores. Para todo. Por todo. Cuando no vas en serio la jerga deviene materia prima. Las nimiedades dichas en inglés parecen categorías. Las excusas se disfrazan de dilaciones. Los que no van en serio no hablan con los clientes. Los que no van en serio no escuchan las quejas con sus propios oídos. Promueven la condescendencia exponencial. Especialmente en las empresas grandes hay mucho espacio para las ocurrencias. Los vendedores de humo son difíciles de reciclar, subliman tonterías, sofistican la nada. Los que no van en serio no compran nunca la sencillez, se verían desnudos.

Las cosas pasan cuando vamos en serio

deportes de equipoIr en serio es crecer como un árbol, como le gusta decir al fundador de Tany Nature, Atanasio Naranjo. Consistentemente. No ir en serio es inflar las ventas, aunque sea a pérdidas. Ir en serio es cuidar el margen de cada operación para después cuidar al cliente. No ir en serio es gastar mucho en adquirir nuevos clientes y no preocuparse en cuidarlos. Ir en serio es arriesgar como Casa Tarradellas hizo con sus pizzas. Ir en serio es hacer nacer Cupra dentro de Seat. Ir en serio es bajar las florituras del propósito a la realidad como hacer la farmacéutica Ferrer. Ir en serio es convertir una ‘spin-off’ universitaria en una empresa consistente como Sensofar, o como Fractus y su gran aventura. Ir en serio es salir de compras, adquirir un pez mayor que tú y sobrevivir como Fluidra. Ir en serio es poner la sostenibilidad ambiental en el modelo de negocio como hace Egoin con su construcción con madera local. Ir en serio es diversificar negocios tradicionales en apuestas de valor añadido como hace MMM y en su momento hizo Avinent. Cada día encontramos gente que va en serio. Después, los resultados pueden acompañar más o menos, pero van en serio. Tienen hambre. Saben que es difícil. No desfallecen porque cuatro clientes les hayan dicho que no. Y esto, perdonen, tiene mucho mérito. Los que no van en serio se pierden en la ostentación, los que van en serio tienen poco tiempo para ostentar. Las cosas pasan cuando vamos en serio. Las cosas no pasan de golpe ni sin dificultad. Detrás de empresas que hoy parecen sólidas y bien orientadas siempre hubo muchas noches sin dormir. Me resuenan los versos imborrables de Jaime Gil de Biedma, poeta disfrazado de empresario: que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde.

Artículo publicado en La Vanguardia y reproducido con permiso expreso de su autor.

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