Reuniones de excusas

Francisco M. LópezFrancis M. López es ingeniero de Gestión por la Universidad de Saint-Louis, de Bruselas, y autor, entre otros del libro “Vender con Margen” publicado por Libros de Cabecera.

Vivimos una época en la que palabras como liderar, delegar, empoderar, integrar, responsabilizar, etc., llenan post de LinkedIn, artículos de economía o sesiones de gurús. No hay un solo día que no aparezca una de ellas, o todas juntas en alguna publicación.

Las empresas se lanzan en programas de formación para intentar incorporar esos nuevos dogmas en sus propias empresas con resultados que suelen ser muy inferiores a las expectativas iniciales.

Forzar la incorporación de modelos de gestión sin tener en cuenta la cultura de la empresa

gestión de equiposUna de esas razones ya la explicó P. Drucker, cuando decía que «la cultura de la empresa se comía la estrategia para desayunar». Y es que la mayoría de los empresarios intentan forzar la incorporación de modelos de gestión sin tener en cuenta la cultura que impregna todos los niveles de su empresa. Puedo afirmar que la mayoría de los empresarios serían incapaces de describir detalladamente la cultura de su propia empresa, y si la desconocemos, difícilmente tendremos el valor de cambiarla

Existe un barómetro muy claro que permite estudiar y descubrir esa cultura de empresa. Las reuniones.

Ya sean comerciales, de dirección, de fabricación, etc. todas ellas son una fuente de información que nos dice mucho más de la cultura de la empresa que cualquier código interno que nadie se cree.

gestión de los equipos humanos en época de coronavirusEn todos estos años de consultoría, he asistido a muchas reuniones y todas tienen una misma estructura, un mismo patrón y unos mismos resultados.

Reuniones jerárquicas

De entrada, las reuniones no son transversales. Son jerárquicas donde las opiniones del CEO, de los responsables de los departamentos priman sobre cualquier otra aportación del resto de los participantes.

No hay dialogo, no hay aportaciones ni debates discrepantes que ayuden a avanzar hacia soluciones reales. La mayoría de los participantes suelen preparar la reunión pensando en cómo justificar los fallos en lugar de analizarlos y compartir las mejores soluciones entre todos.

En la mayoría de los casos, las reuniones se convierten más en un interrogatorio buscando culpables que en un trabajo de equipo buscando nuevas vías. A la mayoría de esas reuniones se va a despachar y a defenderse.

Poco productivas

talento y equipo humanoPocas veces este tipo de reuniones ayudan a la empresa a avanzar. Más bien sirven para justificar los fallos o para ponerse medallas de los éxitos.

Como en eI futbol. Cuando el equipo pierde, ellos han perdido. Cuando gana, todos hemos ganado.

Las culpas y los éxitos suelen repartirse de manera aleatoria, convirtiendo las reuniones se convierten en un sinfín de frases hechas que no aportarán nada, pero lo justificarán todo. Al final, la mayoría de las reuniones acaban siendo reuniones de excusas.

En las reuniones de excusas siempre acaba saliendo un culpable a quien cargar los fallos. En realidad, más que un culpable es una lista de excusas.

presentación corporativa al equipo humanoQue si la competencia lo hace mejor, que si nuestros precios son demasiado altos, nuestra gama de productos es pobre, que si tenemos pocos descuentos, que si la calidad de nuestros productos es baja o que el ERP no me da la información que quiero son algunas de esa larga lista de excusas cuyo límite dependen del imaginario colectivo.

Sin generar soluciones

La formación de clanes es inevitable, creando un ambiente que no fomenta para nada la generación de soluciones. Acusaciones, reacciones y contra acusaciones las convierten en una pesadilla.

No hay nada mejor que asistir a ese tipo de reuniones para descubrir la cultura de una empresa. En este escenario, cualquier cambio, cualquier estrategia, por muy buena que sea, tiene muy pocas posibilidades de éxito.

Las empresas son personas, con sus enormes cualidades, pero también con sus defectos y sus miedos. Ellas son las responsables de aplicar esos cambios. Pero, si la empresa es incapaz de potenciar las cualidades y reconducir los miedos, esas mismas personas serán el freno ante cualquier cambio.

Un escaparate de vanidades y poder

Las reuniones son oportunidades excepcionales que debemos aprovechar al máximo, porque permiten compartir objetivos con todas las personas implicadas en llevar la empresa a un nivel superior. Es el mejor sitio para aportar nuevas ideas, abrir nuevas puertas, explorar nuevos caminos y consolidar una manera de trabajar en equipo. Y eso no se consigue si las vaciamos de resultados y las convertimos en el muro de las lamentaciones o en un escaparate de vanidades y poder.

presentación corporativa al equipo humanoLas reuniones de excusas son la base que alimenta la lenta agonía de una empresa.

No hay secreto, ni píldoras mágicas, ni fórmulas magistrales que puedan revertir la falta de una cultura de empresa abierta al cambio, que fomente el debate discrepante y contradictorio, que implique a todos en los éxitos y en las soluciones o que incentive a desaprender y remover viejos dogmas.

Las empresas no son Excels, ni PowerPoint, ni BI y menos esa IA a la que otorgamos poderes casi divinos.

Las empresas son personas. Y las personas no son un software. Las personas son imprevisibles. Por eso deben ser lideradas.

Artículo publicado en el blog Profit Thinking de Linkedin y reproducido con permiso expreso de su autor.

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