El liderazgo comienza en medio

Ante el debate sobre si el liderazgo comienza arriba o comienza abajo, yo tomo el camino de en medio.

Oriol López Villena consultorOriol López Villena es el Proactivista, asesor de directivos y empresarios y uno de los asesores más inspiradores del Mundo según el libro “The World’s Most Inspiring Accountants”.

Si tienes hijos, te habrás encontrado dando órdenes que no se cumplen hasta que te acercas, ¿verdad? El grito desde la cocina no sirve para que un niño de once años deje de jugar y pare la mesa. En cambio, es acercarte y la orden toma fuerza. No es necesario amenazar, ni dar un grito, ni enfadarse. Tu simple presencia hace que tu hijo empiece a ver la orden como algo con lo que estás comprometido, y esto cada vez hace más difícil el incumplimiento.

La familia, sin embargo, es una organización pequeña y limitada, que permite una presencia directa que promueve la acción, aunque a veces cueste. Las empresas, en cambio, son organizaciones que, para ir bien, crecen sin más límite que el que nosotros le queramos poner, y por eso hay momentos en los que podemos sentir que no las controlamos o que, si lo hacemos, no nos dejan tiempo para nosotros.

Supongo que habrás oído (o dicho) alguna vez la frase “si no estoy allí no se hacen las cosas como deberían”. Es una frase que muestra una pérdida de control sobre la empresa y sobre tu propio tiempo, y sólo puede resolverse con liderazgo. ¿Pero por parte de quién?

La empresa no es una imagen idílica de internet

Ante los mensajes (e imágenes) motivacionales que circulan por las redes respecto al liderazgo, diciendo que comienza abajo (con un equipo empoderado que cree en el proyecto y toma la iniciativa) o arriba (con un líder inspirador que mueve las bases hacia el paraíso) yo defiendo la tercera vía: el liderazgo comienza en medio.

deportes de equipoSí, es necesaria una visión clara y unos valores sólidos, que partan desde arriba, y que muestren al equipo el porqué de todo ello con pasión; pero también un equipo que ejecute y se implique en la consecución de la estrategia a seguir. En medio, entre jugadores y presidente, como si de un club de fútbol habláramos, hace falta un enlace. Alguien que esté lo suficientemente cerca del terreno de juego como para controlar a los jugadores, y lo suficientemente lejos del campo, como para poder tomar decisiones guiadas por el gran dibujo, que se diría en inglés. Alguien que esté en la mesa de juntas definiendo la estrategia y en fábrica implementándola. Un entrenador. Un líder. O, si la empresa crece, más de uno.

Mi empresa es demasiado pequeña

Esto es una excusa, a menos que hablemos de una microempresa o de un autónomo. En nuestro despacho familiar, 8-10 personas, siempre hubo una persona que era la segunda de a bordo. O, lo que es lo mismo, el enlace entre socio y técnicos. Alguien con quien compartíamos la estrategia del negocio (si bien no la definía) y que se encargaba de hacerla realidad, actuando desde la base y tomando decisiones sobre qué cobrarle a un cliente o cómo organizar la campaña trimestral de impuestos.

Ciertamente, una empresa de un millón de euros de facturación no tendrá una dirección comercial, productiva y financiera como una de diez millones;  y la de diez no se asemejará a una de cien;  pero las tres tienen algo en común: es necesario un liderazgo intermedio que controle la implementación de la estrategia. La diferencia estriba en su implicación en la definición de la estrategia y en su contacto con el trabajo del día a día.

Crear liderazgo intermedio, sin embargo, es incómodo, porque nos obliga a elegir, delegar, guiar, aceptar el error y, cuando vamos creciendo, implicar a los líderes en la definición de la estrategia, y no sólo en su ejecución, de forma  que nos discutan aspectos como el perfil de cliente ideal o las prioridades de trabajo.

Esto es el liderazgo, y comienza en medio.

Artículo publicado en el blog de Oriol López y reproducido con permiso expreso de su autor.

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