Liderazgo humanista

Francisco M. LópezFrancisco M. López es ingeniero de Gestión por la Universidad de Saint-Louis, de Bruselas, y autor, entre otros del libro “Vender con Margen” publicado por Libros de Cabecera.

Con el tema del liderazgo nos está pasando lo mismo que hace unos años con la industria 4.0, la innovación, o más recientemente, con la IA. Tanto lo estamos idealizando, que entre todos lo estamos matando.

Estos últimos años, hemos asistido a una intensa búsqueda del prototipo de líder, confeccionando listas de cualidades, de aptitudes que pretenden describir el líder perfecto, igual que ese llanero solitario con su caballo blanco y su ropa siempre pulcra.

El liderazgo es la nueva religión, abriendo la veda a un sinfín de nuevos coachees con infografías de los 10 mandamientos del líder perfecto. Unos listados que cada nuevo gurú convertidos en sacerdotes del liderazgo, van ampliando con sus propias aportaciones buscando ser el más original con un sin fin de frases machacadas hasta el infinito y de lugares comunes sin consistencia. Siempre me sorprende ver a ‘coachees’ del liderazgo de 30 años, dando consejos, con mochilas vacías de experiencias propias.

El nuevo líder 4.0, debe tenerlo todo

liderazgo es rigorDebe ser bueno, escuchar, compartir, animar, motivar, incorporar, participar y una larga lista de cualidades y aptitudes que intentan ser las auténticas y definitivas. Igual que nos ocurrió con la industria 4.0, esta nueva moda empieza a generar un cierto estrés inútil para muchas personas que se sienten frustradas porque no se identifican con ese nuevo prototipo de líder de ficción.

El líder por excelencia que todos adoran es Steve Jobs y sin duda, tienen razón. Al menos lo que sabemos de él lo ha catapultado al firmamento del liderazgo. Lo que muy pocos saben, porque ni se cuenta, ni se quiere contar para no destruir su figura de líder, es que Steve Jobs era una persona déspota, exigente, caprichosa, egocéntrica y nada dialogante cuando le llevaban la contraria. Era casi un tirano como lo llegó a definir su amigo John Sculley, quien lo acabó despidiendo de Apple. Un aspecto que no encaja en este modelo del líder de anuncio de Colgate que se ha fabricado en torno a él.

Dioses que intentamos imitar

Desde que el hombre existe, siempre se ha sentido atraído por esos seres casi sobrenaturales capaces de enfrentarse a retos imposibles, luchando contra todas las adversidades y saliendo victoriosos. Les atribuimos poderes casi místicos, tratándolos como dioses que intentamos imitar, aunque las posibilidades de éxito sean ínfimas.

No existe un prototipo de líder con el que todos deben converger. Hay tantos líderes como personas porque cada líder es diferente.

Oriol Villena recomienda ponerse las gafasUn líder es la suma de sus éxitos y de sus fracasos sin los cuales nunca hubiese aprendido lo que sabe. Y esos fracasos, de los que a veces se aprende y otras veces no, por eso los repetimos, son los que le convertirán, poco a poco, cicatriz a cicatriz, en un líder. Un líder se nutre de sus experiencias, no de las teorías ni de los libros. Nadie nace siendo líder perfecto o imperfecto. Podemos tener una semilla, un carácter que nos predispone a ello, pero al final, el líder se forja a base de experiencias, de retos y de errores.

Liderar es dirigir y dirigir es liderar

Con el tema liderazgo, estamos cometiendo el mismo error que con las empresas. Llevamos años fomentando un cierto desprecio hacia el empresario pyme, asociándolo a un personaje siniestro, explotador y déspota mientras alabamos, sin espíritu crítico, a los nuevos yuppies con sus Start-Ups o sus unicornios. Despreciamos al señor que cada día lucha para mantener su empresa a flote, para mantener los puestos de trabajo, mientras aplaudimos proyectos sin consistencia que generan pérdidas millonarias y sobreviven gracias a las rondas de inversión.

Hoy, en las empresas parece ser que nadie manda, nadie dirige, nadie firma, nadie asume responsabilidades diluidas en el equipo.

Mensajes vacíos 

perspectiva, talento y liderazgoNos machacan con mensajes vacíos sobre salarios emocionales, ambientes positivos, jefes buenos, como si el aspecto económico fuese secundario. Y no lo es. La primera razón por la que las personas dejan una empresa es porque no cobran lo suficiente. Solo cuando tienen sus necesidades cubiertas, y no solo las básicas, pueden empezar a valorar otras cosas. Pero es un privilegio en manos de pocos.

Un estudio publicado en la vanguardia del 7 de enero indicaba que más del 70% de los trabajadores españoles no son felices en su trabajo, poniendo el salario como una de las causas, no la única, de esa infelicidad.

Estamos mitificando tanto al líder que nos olvidamos de que detrás de cada uno de ellos, hay una persona con sus propios valores, su visión y sus demonios. Pensar que el líder no tiene zonas erróneas es pura utopía.

Si hay una cosa que los líderes deben tener, es pasión

No sé si el líder nace o se hace o las dos cosas al mismo tiempo porque una base sin la adecuada formación que la pueda canalizar, no sirve de nada. Pero si hay una cosa que los líderes deben tener, es pasión. La pasión para llevar a cabo un proyecto o por materializar un sueño que aporte valor a la sociedad. Sin pasión, no hay liderazgo posible. Y la pasión no se aprende en manuales de autoayuda o en seminarios de motivación.

Los líderes no tienen por qué ser buenas personas, ni ser empáticos, ni tener respuesta a todos los problemas que se les plantean ni solucionar todos los males de la tierra. Deben hacer preguntas aunque sean incómodas, respetar a las personas, fomentar la discrepancia dejando que el equipo que ha formado exprese libremente sus puntos de vista, debe ser exigente con los resultados porque es el valor que medirá su éxito.

El éxito de un negocio siempre empieza en el proceso de selección

liderazgo y poderPara que un negocio funcione, el líder debe incorporar en el proyecto a personas que amen, disfruten, vivan y cuiden el negocio, sus productos, los clientes tanto como lo haría él. Por eso, el éxito de un negocio siempre empieza en el proceso de selección. El objetivo de cualquier negocio es generar beneficios haciendo grandes a las personas que lo cuidan.

No hay una píldora mágica para convertirse en líder ni un manual de instrucción del líder perfecto. Últimamente, asistimos a una especie de estandarización del liderazgo que acabará matando la propia esencia del concepto. Como cantaba Rocío Jurado, “se nos rompió el amor de tanto usarlo”. Pues al liderazgo, le está ocurriendo lo mismo.

La IA que nos venden como la solución a todos los males de la tierra y que nos evitará tener que asumir nuestras responsabilidades, está socavando la esencia misma del liderazgo.

Sin consistencia

Al final, todos estos nuevos líderes acaban siguiendo las pautas fijadas por el último gurú de moda, haciendo las mismas reuniones, teniendo las mismas pautas, actuando de la misma manera, usando las mismas frases motivadoras o tienen el mismo discurso. Un poco como esos alumnos de las escuelas de bailes que bailan todos el mismo cha-cha-chá perfecto, pero sin consistencia.

omnicanalidad en la gestión internaComo suele pasar con las modas, acabamos ignorando potenciales líderes porque no encajan en ese decálogo del líder perfecto.

Henry Ford, Clint Eastwood, Steve Jobs, Johan Cruyff, entre otros, no fueron a ninguna escuela de liderazgo. Fueron líderes a pesar de sus enormes defectos, porque fueron capaces de transmitir esa pasión que arrastra a las personas y las llevan a querer ser parte de un proyecto. Fueron capaces de aplicar sentido común, haciéndose una pregunta sencilla. ¿Qué esperaría recibir de una empresa para sentirme feliz? Cuando lo descubres, lo aplicas a tu equipo.

No todos pueden ser líderes

Al final, no nos engañemos. No todos pueden ser líderes. Es un error vender la idea que eso se aprende en una escuela de negocio, en seminarios de cuatro horas o leyendo el último libro de moda. Liderar es pura pasión. Es esa capacidad innata de transmitirla a aquellas personas capaces de enamorarse del proyecto, de la idea para llevarla hasta el final. Es llenar las agendas de sentido común.

El liderazgo humanista es aceptar que somo humanos antes que líderes.

Liderar es decirle a tu equipo: «¡Salid y Disfrutad!».

Artículo publicado en el perfil de Linkedin de Francisco M. López y reproducido con permiso expreso de su autor.

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