¿Inteligencia artificial?

Jordi Tarragona, coach en empresa familiarJordi Tarragona es consejero de familias empresarias y abogado; profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y coautor del libro “Los Aristegui: una familia, una empresa”, publicado por Profit Editorial.

Entré en el chat GPT al enterarme de que era accesible y le hice una serie de preguntas de “examen” sobre temas de empresa familiar, y sus respuestas fueron más que aceptables. Me fui un poco asustado de los que se nos venía encima. Después lo utilicé en varias ocasiones como “divertimento”: para escribir una poesía en la que apareciesen determinados personajes y hechos, para elaborar una propuesta de programa político a un amigo que no para de quejarse de cómo está su municipio, etcétera.

Al igual que muchas otras personas empecé a buscar lecturas reflexivas sobre los cambios que supondrá la denominada Inteligencia Artificial (IA), la necesidad de regulación (hay quien dice que los que la solicitan son el lobby informático que llega tarde y quiere ganar tiempo), las consecuencias éticas y demás temas. Tras asistir a una serie de sesiones sobre el tema antes de empezar a preparar las clases que he de impartir sobre empresa familiar en ADE en la Universitat Central de Catalunya, el próximo curso, he llegado a una serie de conclusiones.

El cambio es imparable

inteligencia artificialYa hemos asimilado de forma natural mucha IA en los asistentes de conducción, en las propuestas de las plataformas de televisión…. pero con los chats que nos permiten interactuar entramos en una nueva fase. Lo que el gran público conocemos no es más que la punta del iceberg. El cambio es imparable. Al igual que un cuchillo o la energía nuclear puede ser un gran progreso para la humanidad o poner fin a muchas vidas, todo depende de cómo se utilice. Lo que denominamos Inteligencia Artificial en realidad no piensa, sino que responde de forma aparentemente muy coherente a las cuestiones que le planteamos, basándose en la información disponible en la red. Está diseñada para responder, y lo que no sabe se lo puede inventar. Los humanos tendemos a creernos lo que parece lógico, coherente y está bien redactado.

inteligencia artificialPara sacar el máximo partido de los chats de IA, de los que GPT tiene el privilegio de ser el primero en llegar, pero hay muchos más, es muy importante ser específicos al preguntar, dando la información de contexto adecuada evitando suponer que la tiene toda; repreguntar a sus respuestas pidiendo concreción si es necesario. Hay que ser crítico con sus respuestas, que pueden ser falsas, aunque parezcan muy verdaderas. En ocasiones puede ser oportuno sugerirle la utilización de determinadas herramientas metodológicas. Una cosa fascinante es su velocidad de respuesta, que puede ser más rápida que la nuestra en preguntar.

La generación de en medio es la que tendrá que sudar la gota gorda

inteligencia artificialLa IA acaba ya con los becarios, responde más rápido y mejor que éstos. Los becarios tendrán que pagar para que les contraten, y las empresas que lo hagan lo incluirán en sus acciones de RSC. A mí todo este cambio me empieza a coger ya un poco mayor, y mis nietos crecerán en el nuevo mundo en el que los retos serán otros, pero la generación de en medio es la que tendrá que sudar la gota gorda.

El mundo de la empresa consiste en muchas ocasiones en ver una oportunidad (que puede consistir en la solución de un problema), definirla de forma adecuada, analizarla en equipo utilizando herramientas y saber explicar la solución de forma convincente. Con la IA se puede desatar una nueva fiebre del oro, en la cual muchos invertirán en proyectos de los cuales pocos serán rentables. Es posible que se ganen la vida mejor los vendedores de botas y palas que los exploradores, de los cuales además a muchos se los comerán los indios.

Cómo formar en las competencias y habilidades necesarias para sacar el máximo partido a la IA

inteligencia artificialPero los que tenemos responsabilidades empresariales, formativas (de hijos o estudiantes) o de otro tipo hemos de plantearnos cómo aprovechar el nuevo cambio disruptivo. La primera reacción puede ser la del avestruz: esconder la cabeza y cerrar los ojos; pero cuando los abramos el territorio a lo mejor ya es otro. No se trata de prohibir los ordenadores y móviles en clase y volver a los exámenes orales, que seguramente son cosas que se tendrán que hacer para evitar que se atrofie la creatividad e interacción humana, sino en cómo formar en las competencias y habilidades necesarias para sacar el máximo partido a la IA. Y la primera parece que será la de desarrollar el sentido crítico que, al igual que el sentido común, puede ser uno de los menos comunes.

Hasta ahora mi metodología didáctica en la universidad se basaba en el debate de casos de empresa familiar, escritos o audiovisuales, entregados con una semana de antelación, pero la IA da respuesta a todos ellos mejor que la media de los estudiantes. El gran reto del formador es que debe conocer y saber utilizar las nuevas herramientas mejor que sus alumnos si quiere que éstos aprendan, entre otras cosas a cómo utilizar adecuada y éticamente la IA. Realmente, tal vez, de lo que se trate es más bien de hacer judo para aprovechar una nueva fuerza que nos supera. De momento los casos que utilizaré serán más cortos (de una página, redactados con ayuda de IA en algunos casos) y entregados en clase para debatir in situ tras su lectura. He de pensar en qué ejercicios pueden realizar los alumnos, utilizando la IA, entre sesión y sesión. ¿Cómo puede la IA ayudar a la continuidad de las empresas en cuanto familiares?

 

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