Ésta es una de las conclusiones del libro ‘Todo es terrible, pero yo estoy bien (los españoles en la crisis del coste de vida)’ de José Luis Nueno, profesor ordinario de dirección comercial en IESE, encargado y editado por AECOC. El libro analiza una base de datos de Fintonic e Intent HQ, de 250.000 consumidores y 190 millones de actos de compra entre enero de 2022 y abril de 2023.
Resignados a consumir ropa, restauración, ocio y turismo de bajo coste
El consumidor postpandémico sigue instalado en el carpe diem. Para hacer frente al coste de la vida recorta en lo que quiere para seguir gastando en lo que puede: las categorías discrecionales que más han crecido son vestido, calzado y restaurantes, frente a las caídas del delivery, educación y cultura o peluquería y salones de belleza.
Crecen tanto las marcas y los bienes de lujo como las tiendas más baratas
De hecho, se estima que este año en Europa el gasto en artículos de lujo se incrementará un 12% (incluyendo el gasto procedente del retorno del turista chino y japonés).
En este contexto se produce una curiosa dualidad entre un “optimismo personal y un pesimismo social” que José Luis Nueno concreta en el título de su libro bajo la expresión “todo es terrible, pero yo estoy bien”. Este fenómeno se observa en las opiniones reportadas por los consumidores referentes a la situación económica nacional en comparación con la de sus propios hogares. La gente tiende a valorar mejor sus propias circunstancias que las generales.
Una sociedad empobrecida
De hecho, los consumidores tienen una Renta Nacional Disponible per cápita de 19.817€ y gastan 22.598€, por tanto, en términos agregados, gastan más de lo que ganan. Y es que, a pesar de la tendencia positiva en la creación de empleo, los sueldos están creciendo más lentamente que la inflación y no absorbiendo totalmente esta última.
Recomendaciones para las empresas
• Seguir muy de cerca la realidad de sus cuentas de explotación (puesto que sus resultados están distorsionados por el efecto inflación).
• Explotar y rentabilizar las oportunidades del comercio electrónico y la omnicanalidad, como la DTC (venta directa al consumidor).
• Controlar los costes “aguas arriba” y relocalizar ecosistemas.
• Recuperar el valor de las tiendas para construir imagen de marca y reducir costes logísticos en omnicanalidad.
• Reforzar y renovar equipos.
• Prepararse para el agotamiento del efecto de devolución postpandemia.