Guerras familiares

Jordi Tarragona, coach en empresa familiarJordi Tarragona es consejero de familias empresarias y abogado; profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y coautor del libro “Los Aristegui: una familia, una empresa”, publicado por Profit Editorial.

De tanto en tanto ocupan un buen espacio en la prensa las guerras familiares. Próximas son las de los Font (Bonpreu), Gimeno-Álvarez (El Corte Inglés), Álvarez (Eulen) y Gullón, entre otras. La mayoría de las familias empresarias son partidarias del perfil bajo y lavar en casa la ropa sucia, pero los medios de comunicación tienen buenos titulares y amplifican los conflictos. Las partes lo pueden utilizar como medio de presión. Lo que dice la prensa puede ser tomado como realidad.

Al igual que podemos aprender las numerosas historias de éxito, también podemos hacerlo de las guerras familiares. “En todas las casas cuecen habas y en casa a calderadas”. El concepto de familia se fomenta en todas las empresas; y en todas hay guerras, sean de propiedad familiar o no. Una familia puede estar en guerra sin necesidad de empresa, los lazos familiares no impiden las disputas; Caín mato a su hermano Abel sin tener ningún negocio en común.

Las guerras empiezan por un conflicto que se va escalando

Una chispa puede llevar a una explosión incontrolable. Las guerras empiezan por un conflicto que se va escalando. Los espectadores acaban teniendo que tomar partido. Los corazones se endurecen y la energía negativa absorbe al olvido y el perdón. La racionalidad es sustituida por la vendetta del “ojo po ojo, diente por diente”.

Un negocio de éxito no inmuniza contra las guerras familiares. Tal vez la familia se centra mucho en trabajar y formarse para liderar la empresa; olvidándose de fomentar la comunicación empática y sincera y el orgullo de pertenencia.

Hermanos que podrían ser amigos inseparables se ven obligados a luchar para ver quién manda

incertidumbre en la etapa de coronavirusMuchas veces detrás del conflicto se esconden sentimientos que pueden venir de la infancia, La lotería genética también puede tener influencia, igual que los hermanos son físicamente diferentes, también lo pueden ser de carácter, incluso incompatibles. Los añadidos también pueden jugar un papel importante, añadiendo leña o poniendo paz.
Otra cosa puede ser la lucha por el poder. Hermanos que podrían ser amigos inseparables se ven obligados a luchar para ver quién manda, a veces de forma propiciada por unos predecesores que se piensan que así los fortalecen para hacer frente al duro mundo exterior. También hay predecesores que como el dios Saturno devoran a sus hijos con tal de no perder el poder. El poder es una de las fuerzas que más transforman las personalidades.

El nepotismo, los celos y la falta de planificación son factores propiciadores. Algunas guerras son inevitables, lo importante es gestionar su duración e intensidad. Los mediadores, árbitros y abogados pueden ayudar a encontrar una solución de continuidad o de separación justa y viable; pueden sacar pasión a la disputa, o pueden alargarla si viven de ella. Para evitar las guerras familiares lo mejor es tener unos valores compartidos, y practicar una comunicación frecuente y sincera.

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