Amberes 1920: el resurgir de los Juegos Olímpicos

Juan Manuel Surroca, periodista experto en Juegos OlímpicosJuan Manuel Surroca es periodista experto en olimpismo.
Los artículos de esta sección son reproducciones de su blog, que puede consultarse en el sitio http://elmarcadordejmsurroca.blogspot.com.es/

Con la disputa del GP de las Naciones de hípica y la entrega de las ultimas distinciones, el 12 de septiembre de 1920 se clausuraron los Juegos Olímpicos de Amberes con un solemne discurso del presidente del CIO, Pierre de Coubertin que finalizó con estas palabras: “Que reine la alegría y el buen compañerismo y, así, la Antorcha Olímpica siga su curso a través de los siglos por el bien de la humanidad siempre. Más entusiasta, más valiente y más pura. ¡Que así sea! ¡Amén!”. Tras estas palabras sonaron salvas y trompetas tebanas mientras una masa coral de 1.200 voces interpretó una cantata de François Benoist acompañando el arriado de la bandera olímpica. Además de escenificar el relanzamiento del movimiento olímpico después de la sangrienta I Guerra Mundial, en los Juegos de Amberes se definió buena parte del ritual olímpico ya que además de la bandera, incorporaron el juramento olímpico, a imagen del ritual que en Olimpia hacían los atletas en la vigilia de iniciar los juegos de la antigua Grecia, y la suelta de palomas como símbolo de paz que se mantendría hasta Seúl 1988(1). A nivel deportivo fueron novedad la semana de deportes de hielo (2),  precedente de los futuros Juegos de invierno y también los primeros Juegos en que, para poder participar, los atletas debían ser inscritos y avalados por los respectivos Comités Olímpicos Nacionales.

Willis Lee ganó hasta cinco medallas de oro, una de plata y otra de bronce

Juegos OlímpicosEn los Juegos destacaron legendarios deportistas como los atletas Charles Paddock y Paavo Nurmi o los nadadores Dick Kahanamoku o Norman Ross pero, como ganadores de cinco medallas de oro, los grandes triunfadores fueron el tirador norteamericano Willis Lee, que ganó hasta cinco medallas de oro, una de plata y otra de bronce en el exhaustivo calendario de pruebas de tiro, y el esgrimista italiano Nedo Nadi campeón en cinco de las seis pruebas programadas: doblete individual y por equipos en florete y sable y oro en espada per equipos. A estos nombres propios debemos añadir el del arquero belga Hubert Van Innis que, a sus 54 años y veinte después de haber ganado dos medallas de oro en París 1900, en Amberes ganó otras dos de oro y dos más de plata. Por su singularidad también merecen mención otros tres: el del francés Armand Massard, ganador del oro en espada, que posteriormente presidió el Comité Olímpico de Francia, durante cuatro décadas, y que, en 1946, al ser cooptado por el CIO pasó a ser su primer miembro en haber sido campeón olímpico; el de Eddy Eagan campeón olímpico de boxeo en peso semipesado que, doce años después, en Lake Placid 1932, al ganar el oro con el equipo de bobs a 4  se convirtió en el primer y único  deportista ganador de la medalla de oro en unos Juegos de verano e invierno y, finalmente, el británico Philip Noel Baker, medalla de plata en los 1500m, que posteriormente tuvo destacada carrera como político siendo un gran defensor de los derechos humanos hecho por el cual, en 1959,  fue galardonado con el premio Nobel de la Paz.

Oro en danza embarazada de cuatro meses y cambiando la pieza musical vetada “El Danubio azul” 

Juegos OlímpicosEn cuanto a la limitada participación femenina, un total de 78  mujeres -solo compitieron en patinaje, natación, saltos y tenis- brillaron la joven nadadora norteamericana Ethelda Marguerite Bleibtrey, ganadora de las tres pruebas programadas; la tenista francesa Suzanne Lengled campeona individual y en dobles mixtos y la patinadora sueca de origen francés Magda Maria Henrietta Julin-Mauroy cuyo oro en danza tuvo el valor añadido que lo logró embarazada de cuatro meses y además tuvo que cambiar la pieza musical de su ejercicio porque el jurado vetó “El Danubio azul” de Johann Strauss por sus trazas germanófilas. Las tenistas españolas Lily Rozpide y Panchita Subirana pudieron haber sido nuestras primeras olímpicas, pero, aunque fueron inscritas, por razones poco conocidas ninguna de la dos viajó a Amberes.

1.500 metros menos de la distancia prevista

Una de las más sonadas anécdotas de aquellos Juegos se dio en la prueba de los 10.000 metros campo a través. Cuando el finlandés Paavo Nurmi entró vencedor, los jueces no daban crédito a su tiempo de 27.15 minutos, casi cuatro minutos meno que el crono que, cuatro días antes, había obtenido en su victoria en los 10.000 metros en pista.  La explicación llegó cuando, al comprobarse que, por un error de cálculo en el diseño del circuito, en realidad la distancia recorrida por los participantes fue de 1.500 metros inferior a la prevista. Como ultimo apunte las estrecheces económicas derivadas de los efectos de la guerra en Bélgica, uno de los países más afectados, empujaron a los organizadores a acuñar las 156 medallas de oro con la técnica del ‘vermeil’; es decir, mediante un procedimiento electrolítico de cubrir una moneda de plata con una fina capa de oro.

(1)  El que cientos de palomas murieran quemadas al encenderse el pebetero, donde se habían posado, motivó que el CIO cambiase su ritual la suelta de palomas y sustituyéndola por una alusión simbólica a la paz.
(2) Dicha semana, con pruebas de patinaje, hockey hielo y esquí, ya estaba programada para los Juegos de Berlín 1916  que no llegaron a celebrarse a consecuencia de la I Guerra Mundial.  

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