Siete palas configuran la nueva colección de palas de pádel de Rossignol. La firma francesa, que se introdujo en la categoría hace un par de años, mantiene su máxima de producir modelos de alta calidad. «Para nosotros el pádel es un hobby -manifiesta Jordi Lladó, jefe de Producción de la planta que Rossignol tiene en Artés (Barcelona)-. Aprovechamos las sinergias de la fabricación de los esquís y, de momento, estamos experimentando en este laboratorio, de donde salen las mejores pádel que puede ambicionar el mercado y las que duran más».
«Fabricamos sobre pedido»
Apenas cinco mil unidades han surgido de la factoría de Artés desde que Rossignol se lanzara al pádel. «Fabricamos sobre pedido, destinando solo 300 metros de nuestra planta de 20.000». Cinco profesionales, frente a los 300 que trabajan en la línea de esquí, se dedican a producir unas palas que, a diferencia del resto, incorporan la cosmética en el mismo proceso en el que se somete la base de espuma en el molde. «Esto garantiza una alta durabilidad, pues la pintura no desaparece nunca». Ahí concurren 4 capas de fibra de vidrio y otras 2 de fibra de carbono (3 por cara), a lo cual se añade la resina, previa y escrupulosamente dosificada por una máquina que, además, asegura que no contenga burbujas, «a fin de evitar futuras fragilidades en la pala».
La pala se somete a una temperatura de 70 grados, durante 40 minutos, a fin de que garantizar una perfecta adhesión. A continuación, y a fin de conseguir que la pala se estabilice, se deja que la misma se enfríe. La estructura perimetral de carbono permitirá otorgar una alta resistencia al marco. Cinco horas después de haberse iniciado la fabricación de una pala, ésta estaría lista para saltar a la pista con su look Rossignol, que renuncia al barniz brillante precisamente buscando la sobriedad y la elegancia que distingue a la firma y que para la marca constituye un sello de identidad en el pádel.
Garantizar que la pala no se va a romper
En la planta de Rossignol, a diario se procede a contrastar el resultado de las palas, sometiéndolas a exigentes pruebas de estrés. Para ello, se comprueba cuál es la fuerza a aplicar para que las mismas alcancen una deformación de 10 milímetros, lo cual permite conocer el índice de la resistencia de esas palas. De ello depende, también, la espuma utilizada; una EVA que puede ser de mayor densidad (42 kilos por metro cúbico) o menor (30 kilos). «Pero de lo que se trata es de garantizar que la pala no se va a romper en condiciones normales, y estamos consiguiendo unos muy buenos resultados, contrastados incluso por jugadores muy particulares y exigentes, capaces de romper una pala cada quince días».
Equiparar la producción del pádel a la de esquí se antoja difícil en la planta de Artés, donde a diario se fabrican 3.000 pares de esquís. «Somos conscientes que, en el mercado del pádel, ahora mismo no nos espera nadie. Estamos aguardando a que esta categoría de producto goce de una mejor salud», explica Lladó, crítico con las políticas comerciales que vive este deporte.
La compañía se beneficia del know how en el entorno del esquí
Eso no evita que Rossignol se muestre ambiciosa y haya decidido lanzar una nueva colección, formada por siete palas en las que destaca su extraordinaria ligereza sin sacrificar potencia. La compañía se beneficia del know how en el entorno del esquí e, incluso, se ha inspirado en algunos de los modelos de esquí (tanto de material duro como de textil) para diseñar esas palas.
El modelo top de gama es la 550 Hard, indicada para un jugador avanzado, o incluso procedente del tenis, que se caracteriza por golpes más secos. Quienes busquen una herramienta más agresiva se verán satisfechos con la 550 Power, que aporta velocidad a la bola. La línea 550 se completa con la React, una opción unisex más ligera pero que aporta una muy buena respuesta para el jugador de nivel.
Primera pala de Rossignol con superficie rugosa
En esta gama, una ventana lateral permite visualizar la fibra de carbono que incorpora la pala en su interior. Esta circunstancia también puede apreciarse en la gama 350, formada por dos modelos y caracterizada tanto por el color amarillo como por la polivalencia. La 350 Power, el best-seller de Rossignol, es la opción más equilibrada de la colección, mientras que la 350 Effect presenta la singularidad de ofrecer una superficie rugosa, «algo que nos venía demandando el mercado y que no se desgasta porque las muescas están incorporadas en el propio molde», y que ofrece mayor control,
Por último, la nueva colección de Rossignol se completa con la línea Hero, caracterizada por el control, La pala Hero es la más ligera y la más cómoda del nuevo muestrario mientras que la Hero Touch responde a las exigencias de los usuarios, especialmente las del jugador medio.
