Artículo publicado en VIA Empresa y reproducido con permiso expreso de su autor.
Francesc Quer es psicólogo organizacional y coach.
La turbulencia de la pandemia ha sido un zarandeo en toda regla, puesto que ha requerido nuevos hábitos hasta ahora desconocidos que hemos tenido que ir aprendiendo de una manera u otra, la mayoría de las personas.
Las empresas tendrán que estar atentas a los factores ambientales de sus equipos si quieren controlar su bienestar
Hasta hace muy poco en las empresas se habían marcado entre sus objetivos introducir mejoras de flexibilidad para la mejora de la conciliación familiar. Conciliar era un reto asumido para las personas y empresas al que había que dar respuesta para favorecer el bienestar de las personas. Pero hoy en día el remoto nos lleva mucho más allá, porque ahora la prioridad exige integrar la vida laboral tanto en el trabajo como en casa. El reto, y no es ficción, es aportar lo mejor, tanto en un lugar como en el otro. Hay ciertos momentos en los que cuesta diferenciarlos, es como si no hubiera barreras entre trabajo y no trabajo. De hecho, éste es un peligro real que afectará en los próximos tiempos a la salud mental de los trabajadores, puesto que las personas necesitan aprender a controlar los ambientes de trabajo donde interactúan, y también aprender a desconectar mentalmente para reducir sus niveles de estrés. Las empresas tendrán que estar atentas a los factores ambientales de sus equipos si quieren controlar su bienestar.
En cuanto a los líderes, trabajar en remoto requiere reforzar de manera especial ciertas habilidades y competencias; no vale actuar del mismo modo como se actúa presencialmente, porque el medio condiciona la manera como las personas se comunican. Una de las competencias que adquiere más relevancia es la creación de vínculo, la capacidad de generar sinergias y relación entre las personas. Detectar y saber potenciar el estado emocional de las personas en remoto es la clave para aprender a motivarlos a distancia.
El «café virtual» ha venido para quedarse
Trabajar a distancia es cuidar la comunicación individual y la de equipo. En la comunicación individual, se trata de estar atentos a las personas, a sus necesidades, inquietudes y preocupaciones, más allá de las tareas que llevan a cabo, averiguar cómo hacen su trabajo y cómo se les puede ayudar a que lo hagan mejor. En la comunicación de equipos, se tendrán que procurar espacios de colaboración y de cooperación entre las personas para reforzar su cohesión y sentido de pertenencia. Actividades de «gamificación» y de «team building» conducidos de manera virtual podrán ayudar en este sentido. El «café virtual» ha venido para quedarse.
Liderar en remoto es saber transmitir de manera clara y convincente un propósito que sea suficientemente motivador para que aliente a las personas, en su soledad producida por la distancia física, a seguir alineadas con el proyecto, reduciendo de este modo su carga emocional. Aprender a preguntarles a menudo: ¿qué puedo hacer yo hoy por ti?