Evita usar la palabra tecnología

confianza en las redes sociales por Genís RocaGenís Roca es empresario, arqueólogo y presidente de la Fundació puntCat.

Tengo mala vista desde que era muy pequeño y cada mañana al despertarme lo primero que hago es buscar a tientas mis gafas. Sin ellas lo veo todo borroso, pero cuando me las pongo en la cara y las ajusto encima de mi nariz de repente se amplían mis capacidades y soy capaz de leer, escribir, conducir y hacer mi trabajo. Las gafas son un avance técnico, una filigrana que combina conocimientos de ingeniería y física para mejorar mis capacidades y resolver un problema que tengo. Es decir, las gafas son tecnología, pero por alguna extraña razón nadie habla de ellas en estos términos. Todos hemos oído a alguien decir que tiene que hacerse unas gafas nuevas, pero nunca hemos oído a nadie diciendo que necesita actualizar la tecnología que le permite ver bien.

«Tecnología» es una palabra de origen griego formada por ‘téchnē’, que significa habilidad en una técnica, arte u oficio, y ‘logia’, que se refiere a la ciencia de alguna cosa. La agricultura es tecnología, como también lo son las gafas, la televisión, la imprenta o un reloj, pero nadie dice que utilizará la tecnología para saber qué hora es o que irá a un centro tecnológico para hacer unas fotocopias. Así pues, pese a que todo es tecnología, debe de haber algún criterio que de manera intuitiva nos lleva a utilizar este término en unos casos, pero no en otros.

Cada vez que te refieres a una cosa utilizando la palabra «tecnología» estás dando a entender que para ti aquello es nuevo y que aún estás en fase de adopción

Oriol Villena recomienda ponerse las gafasEs fácil. Utilizamos el término «tecnología» cuando aquello de lo que hablamos es posterior a nuestro nacimiento. O dicho de otra manera, si lo llamamos «tecnología» quiere decir que todavía estamos intentando entenderlo, asimilarlo e incorporarlo, y a medida que lo vamos consiguiendo dejaremos de llamarlo «tecnología» y normalizaremos no solo los usos sino también el lenguaje. Hace siglos que no decimos «tecnología» al hablar de las gafas. Para mi abuelo la televisión era «tecnología», pero para mí ya no lo es. Nosotros hablamos de tecnología para referirnos a los ordenadores, pero para nuestros hijos esto ya no es «tecnología» como para mí tampoco es tecnología una calculadora. Cada vez que te refieres a una cosa utilizando la palabra «tecnología» estás dando a entender que para ti aquello es nuevo y que aún estás en fase de adopción. Y si en lugar de «tecnología» dices «nuevas tecnologías» directamente quiere decir que no lo entiendes.

Estamos en transición de una sociedad industrial hacia una sociedad digital y aún no sabemos a ciencia cierta adónde iremos a parar y cómo será el modelo resultante. Sabemos, seguro, que es un cambio que afecta nuestros esquemas sociales, culturales y económicos, nuestras maneras de aprender, trabajar, jugar y relacionarnos. Que quizás el poder ya no se organizará alrededor del trabajo sino de la información, que quizás los sistemas políticos y de representatividad tendrán que cambiar, y que quizás deberemos discutir nuestros derechos y deberes. Pero que nuestros referentes políticos, sociales y económicos continúen hablando constantemente de «tecnología» significa que aún están intentando digerir cómo son las nuevas herramientas que ahora tenemos a nuestro alcance, y que por tanto difícilmente pueden liderar el tránsito hacia la sociedad digital.

Hay gente a tu alrededor que se puede inquietar si intuye que para ti aquello aún es sorprendentemente nuevo

adaptación a la nueva normalidadCada sociedad, y casi cada generación, vive la llegada de diferentes tecnologías y cada una de estas tecnologías pasa por diferentes fases de adopción antes de quedar razonablemente incorporada. Si tienes dudas, el lenguaje es una buena pista para identificar en qué momento de adopción nos encontramos. Ya nadie habla de «tecnología» para referirse al termostato de la calefacción o a la vitrocerámica, pero sí que aún usamos el término «tecnología» para hablar de los sistemas de asistencia a la conducción que tienen los coches nuevos. Si lo llamas «tecnología» es que lo consideras una novedad, pero ve con cuidado porque hay gente a tu alrededor que se puede inquietar si intuye que para ti aquello aún es sorprendentemente nuevo.

Ya lo decía Arthur C. Clarke, el autor de «2001: una odisea espacial»: “Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Si utilizas demasiado a menudo la palabra «tecnología» podría ser que en el fondo aún te parezca todo un poco mágico, y eso nos hace sospechar de si realmente estás entendiendo lo que tenemos entre manos y si estás preparado para gestionarlo.

Huye de la tecnología y enamórate de las soluciones

La tecnología es muy relevante y tenerla o no tenerla puede suponer ganar o perder competitividad, hacer mejor o peor las cosas, ir bien o ir mal, pero lo realmente importante es entenderla, saber para qué la quieres, de qué manera, en qué momento y para hacer qué. Fíjate: cuando todo esto ya está claro y maduro ya no lo llamamos «tecnología». Huye de la tecnología y enamórate de las soluciones.

Artículo publicado en La Vanguardia y reproducido con permiso expreso de su autor.

Artículos relacionados