Carpe diem

Jordi Tarragona, coach en empresa familiarJordi Tarragona es consejero de familias empresarias y abogado; profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y coautor del libro “Los Aristegui: una familia, una empresa”, publicado por Profit Editorial.

«Carpe diem» decía Horacio (Roma, siglo I AC), es decir, “vivamos el presente”. La frase completa era “carpe diem, quam mínimum crédula postero», es decir, “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”. Esta filosofía de vivir como si el mundo se tuviese que acabar se ha acelerado a consecuencia de la Covid, en la que parecía que todos nos teníamos que morir, y se refleja en la vida de las empresas familiares.

“Los problemas ni se crean ni se destruyen, se transforman”

Por lo que respecta al negocio, más de un empresario me comenta la dificultad de fidelizar a los colaboradores, dicen que la rotación de las nuevas incorporaciones es muy alta y por motivos difíciles de averiguar y comprender. La recomendación inicial es fácil, mejorar los procesos de selección prestando atención a la concordancia entre lo que busca el candidato y lo que le ofrece la empresa. Pero me contestan que el problema es que faltan candidatos, por lo que han de coger “al primero que pasa”. Otra solución es la creatividad: si la cuestión es que no encuentro personal, entonces “PO, no necesito personal”, que diría Eduardo Bono. Seguramente esto llevará a soluciones como la automatización, la desintegración… Es bueno recordar que “los problemas ni se crean ni se destruyen, se transforman”.

Oriol Villena recomienda ponerse las gafasPor lo que se refiere a la empresa, más de un empresario se centra en las inevitables e importantes urgencias del día a día sin prestar atención al largo plazo. Los problemas de cobro, ventas, aumentos de costes, caída de márgenes…. se comen toda la atención, olvidando cuestiones como son los cambios de normativa, fiscalidad, estructura del sector… Entre el blanco y el negro hay muchos tonos de gris. Una recomendación que doy a mis clientes es tener una estructura adecuada: un comité de dirección con visión a corto plazo, y un consejo de administración, o asesor, con visión a largo. Uno centrado en las operaciones, el otro en la estrategia.

El ADN no garantiza la transmisión de la capacidad y voluntad empresarial

Respecto a la familia empresaria, para ser empresario se ha de estar un poco “tocado del ala”. Para muchos está mal visto. Es un proyecto a largo plazo. Las probabilidades de fracaso son más altas que las de éxito. La filosofía de más de un progenitor respecto a los continuadores es “que sean felices”, olvidando que muchas veces la felicidad está en conseguir cosas con esfuerzo. El ADN no garantiza la transmisión de la capacidad y voluntad empresarial, pero la familia empresaria puede crear un caldo de cultivo en el que se facilite la aparición y desarrollo del emprendimiento; y de orgullo de pertenencia y la propiedad responsable. Estos son temas en los cuales la simiente se planta casi en la infancia.

Es bien cierto el dicho de que “si tiene solución no te preocupes, y si no la tiene ¿para que preocuparse?”, y que Jesús, según Mateo 6:34 dic e “no os preocupéis del día de mañana; porque el día de mañana se cuidara de sí mismo. Basta a cada día con sus propios problemas”. Mañana no existe si no superamos hoy, pero es hoy que estamos construyendo el mañana nuestro o de los continuadores”. La felicidad es un equilibrio de vivir el momento, aceptando el pasado y luchando por el futuro. ¿Dónde estaríamos si nuestros predecesores hubiesen hecho “carpe diem»?

 

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