Tokio 2020: un aplazamiento sin precedentes

Juan Manuel Surroca, periodista experto en Juegos OlímpicosJuan Manuel Surroca es periodista experto en deportes y en olimpismo. Los artículos de esta sección son reproducciones de su blog, que puede consultarse en el sitio http://elmarcadordejmsurroca.blogspot.com.es/

En plena pandemia del Covid-19 que ha provocado el confinamiento de casi medio mundo dejando una letal estela de miles de muertes, en estas excepcionales circunstancias en las que nos encontramos se hace difícil escribir, pero hemos de estar activos y mantener con cierta normalidad aquellos hábitos que podamos. A día de hoy las consecuencias de esta pandemia son incalculables, pero sin duda habrá un antes y un después. Algunas ya se han dejado sentir siendo una de las más significativas, el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 hasta el verano de 2021, un hecho sin precedentes en la historia del olimpismo en la que los Juegos solo habían dejado de celebrarse a consecuencia de las dos Guerras Mundiales. Por este motivo se cancelaron los Juegos de Berlín 1916, Helsinki y Garmisch-Partenkirchen (Alemania) 1940 y Londres y Cortina d’Ampezzo (Italia) 1944(1). En otras tres ocasiones, por motivos bien diferentes, los Juegos han cambiado de sede: los de 1904 que, con la aquiescencia de Coubertin, pasaron de Chicago –la elegida por el CIO- a Saint Louis con el fin de dar mayor realce y proyección a su Feria Mundial; los de 1908 de Roma a Londres como consecuencia de la devastadora erupción del volcán Vesubio que asoló Nápoles (Italia) en 1906 y, finalmente, los de invierno de 1976 que se celebraron en Innsbruck (Austria) tras la renuncia de Denver (Estados Unidos) como consecuencia del resultado negativo de un referéndum en el que sus ciudadanos se mostraron contrarios a asumir la carga fiscal para financiarlos.

Un auténtico rompecabezas

Juegos OlímpicosEste aplazamiento supone un auténtico rompecabezas por los muchos intereses en juego. En los próximos meses el CIO deberá renegociar con el TOGOC los costes adicionales estimados en unos 2.700 millones de euros. A tal efecto ya han creado un Grupo de Trabajo que, una vez decidida la nueva fecha de los Juegos, tiene por objetivo prioritario recomponer y reorganizar toda su logística, desde las instalaciones deportivas o las de entrenamiento a los voluntarios, pasando por el alojamiento, el transporte, la movilidad, la seguridad, la comercialización y, especialmente por su complejidad, la Villa Olímpica cuyos apartamentos ya estaban comprometidos a partir de octubre una vez finalizasen los Juegos Paralímpicos. Estamos hablando de miles de contratos a renegociar y  que en seis meses deberá reorganizar lo realizado en siete años de preparación para la celebración de los Juegos.

El deporte mundial deberá replantearse su calendario en 2021 para acomodar el encaje de los Juegos.

Juegos OlímpicosPor otra parte,  una vez decidido que  los Juegos comenzarán el 23 de julio  de 2021, el CIO deberá recomponer con las Federaciones Internacionales el calendario deportivo en lo que ya se dibuja como un auténtico rompecabezas. Un encaje en el que muy especialmente ha pesado la opinión de los patrocinadores y las plataformas audiovisuales que tienen los derechos que con sus aportaciones económicas son esenciales para la sostenibilidad del movimiento olímpico. Se abren cientos de interrogantes que deberán despejarse en los próximos meses. Con el calendario deportivo de 2020 totalmente amputado, es evidente que el deporte mundial deberá replantearse su calendario en 2021 para acomodar el encaje de los Juegos. Y no solo eso, sino que, además, deberá racionalizarse ya que a raíz de consecuencias económicas que se derivan y se derivarán de la pandemia la continuidad de varias competiciones puede verse alterada temporal o indefinidamente e indefectiblemente otras deberán replantearse y, lamentablemente, algunas se verán abocadas a la desaparición. Otro aspecto que debemos tener en cuenta es hasta qué punto todo ello repercutirá en el actual status del deporte profesional.

¿Quién va y quién no?

Los deportistas han acogido con alivio la decisión y la confirmación que se mantienen las clasificaciones para quienes la hubieran conseguido, pero ahora, una vez reprogramados los procesos de clasificación para otorgar el 43% de las plazas
pendientes, la principal preocupación es recuperar la normalidad en sus condiciones de preparación lo que no está resultado nada fácil por la persistencia de la pandemia. Ahora el principal interrogante es en qué condiciones se desarrollarán los Juegos, un nuevo aplazamiento parece descartado, y de no mediar una vacuna eficaz ya se esgrimen algunos supuestos que platean la opción de unos Juegos con publico restringido o incluso sin público.

Lo cierto es que, según las encuestas, la ciudadanía japonesa duda cada vez más de la conveniencia de los Juegos. Queda margen y las especulaciones continuarán, mientras los deportistas intentan sustraerse e intensifican su preparación a la espera de que se normalicen las competiciones. Ahora lo que más importa es poder frenar este destructivo virus y lograrlo va camino de convertirse en una auténtica maratón.

(1)  Desde que se instauraron los Juegos de invierno, el CIO priorizaba la organización de los Juegos blancos al mismo país que obtenía la sede de los de verano. No fue el caso de Amsterdam (Holanda) por su ubicación  geográfica pero sí en 1932, en Los Angeles y Lake Placid, o en 1936, en Berlín y Garmisch-Parternkirchen. En consecuencia,  en 1940 y 1944 se suspendieron también los Juegos de invierno. Los de 1940, inicialmente concedidos a Sapporo pero posteriormente retirados por la política belicista de Japón, y readjudicados a Garmisch-Parternkirchen, y los de 1944 en Cortina d’Ampezzo.

 

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