Jordi Tarragona es consejero de familias empresarias y abogado; profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y coautor del libro “Los Aristegui: una familia, una empresa”, publicado por Profit Editorial.
«Que viva bien, pero en el negocio que no entre», le contestó Don Vito Corleone, en «El Padrino», a su consejero Tom Hagen cuando éste le preguntó, el día de la boda de su hija, si al yerno había que darle un buen puesto. Ésta es la máxima que suelen seguir, con buen criterio, muchas familias empresarias cuando deciden establecer normas sobre el trabajo en la empresa familiar, o sobre la propiedad futura de la misma. Pero muchas empresas familiares han llegado hasta donde están gracias al yerno, tal vez por no haber descendencia masculina y la época en que se hizo cargo de la continuidad del negocio. Muchos negocios han crecido gracias al tándem formado por los cónyuges.
El director comercial despedido tras el divorcio
En muchas empresas medianas se han incorporado los yernos y las nueras de forma natural, sin haber analizado los pros y los contras, sin considerar los riesgos. Recuerdo un cliente en el que el motivo real inconsciente fue evitar que la hija se fuese a vivir a otra provincia. Otro caso en que era un muy buen director comercial que hizo aumentar las ventas a doble dígito durante mucho tiempo hasta que se divorció y se decidió despedirlo.
No se pueden establecer reglas universalmente válidas. Las circunstancias que aconsejen la contratación de un yerno, nuera, novio o cuñado, pueden ser muchas. Por ejemplo, la falta de oferta de trabajo en la zona. En todo caso, la recomendación genérica es que haya vacante preexistente, tener en cuenta la capacidad, y que el último motivo de contratación sea el parentesco.
El interés legítimo que pueden tener en relación con los hijos comunes
En el caso de que se decida prohibir el acceso al trabajo, dirección, gobierno o propiedad de los parientes políticos es conveniente tomar las precauciones oportunas para no convertirlos en unos “apestados” en relación con el negocio familiar. Debe recordarse el interés legítimo que pueden tener en relación con los hijos comunes, y su indiscutible peso en la transmisión a la siguiente generación de valores y de amor o desamor por la empresa familiar.
Es importante que la familia se plantee el tema con antelación, no cuando surge la cuestión, para poderlo analizar con tranquilidad. Y que establezca la normativa y sus posibles excepciones. ¿Qué ocurre si la relación surge entre un familiar y un empleado? Es necesario que toda la familia lo sepa para evitar posibles falsas expectativas.
Lo que es bueno para la empresa a la larga es lo mejor para la familia.
Carlo, el marido de Connie, la hija de Don Vito, acabó trabajando con la familia, la traicionó y lo pagó con su vida. Hay que tomar con antelación las medidas oportunas para que nuestra empresa y familia encuentren el equilibrio adecuado; recordando que lo que es bueno para la empresa a la larga es lo mejor para la familia.
