De cara a la nueva temporada de esquí, las dos macroestaciones andorranas han invertido un total de 19 millones de euros en la adaptación de sus instalaciones. En concreto, Grandvalira ha destinado 16 millones en el acondicionamiento de sus infraestructuras, mientras que los tres millones restantes corresponden a Vallnord, cuyo director general, Martí Rafel, señala que, «tal vez no sean unas inversiones tan cuantitativas como Grandvalira pero sí altamente cualitativas».
Esta dotación supone la más alta de las estaciones de esquí andorranas; cuando menos desde el inicio de la crisis. Con ello, los directivos de dichos dominios andorranos demuestran su optimismo ante la nueva campaña. «El nivel de reservas recibidas desde España es superior al del año pasado», comentó Martí Rafel, quien también explicó que la imagen corporativa de Vallnord se ha visto remodelada, «devolviendo el protagonismo a las estaciones de Ordino-Arcalís y a Pal-Arinsal; toda vez que vamos a ofrecer la posibilidad de adquirir forfaits segregados para estos sectores, dado que en algunos casos los visitantes sólo concentran su actividad en un determinado sector».
Vallnord, que cuenta con la pista verde más larga del Pirineo con una longitud de ocho kilómetros, sigue potenciando su condición de estación familiar y para todos los públicos. Por su parte, Grandvalira sigue revelándose como el dominio mayor de la cordillera hispanofrancesa, con 210 kilómetros.
A la espera del comportamiento de la meteorología, los responsables de los dominios andorranos prevén finalizar la campaña el 10 de abril, si bien no se descarta que el sector Arcalís de Vallnord pueda prolongar la temporada si las condiciones climáticas lo permiten. Fuentes consultadas por Diffusion Sport se muestran optimistas respecto a la apertura, «ya que la superficie del terreno presenta bajas temperaturas, lo cual permitiría mantener la nieve en caso de innivación artificial».
