Así fue como Gore-Tex se orientó hacia el outdoor

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Hace casi 40 años, Gore revolucionó la industria del Outdoor con una demostración improvisada. Fue en 1978 cuando un encuentro fortuito en una tienda de deportes de Alemania entre el alpinista Reinhold Messner y el director general de W.L. Gore & Associates, Heinrich Flik,  marcaría el futuro de la compañía para siempre.

Flik trabajaba con el equipo de Gore en Delaware (Estados Unidos) cuando Bob Gore inventó lo que pasaría a conocerse como la tecnología de producto Gore-Tex; y Flik recibió el cometido de encontrar un mercado para ese nuevo material en Europa.

A diferencia de Gore, Messner se hallaba en esa época  en la cima de su carrera. El intrépido alpinista estaba a punto de abandonar Múnich (Alemania) para embarcarse en una nueva aventura: escalar el Everest sin oxígeno. Messner tenía previsto impartir una charla en una tienda de deportes y Flik aprovechó la ocasión para mostrarle el nuevo y maravilloso producto de Gore.

Demostración improvisada

En la misma tienda, detrás de la sección de calzado, Flik improvisó una demostración para Messner. Para ello, hirvió agua en un recipiente y colocó encima la membrana Gore-Tex: el vapor atravesó la membrana, pero al volcar el recipiente, no cayó ni una sola gota de agua.

Messner supo reconocer el potencial de ese nuevo material y pidió a Flik que le fabricaran una tienda de campaña para su inminente expedición. El director general de W.L. Gore & Associates aceptó el encargo sin saber si podría cumplirlo, pero apenas dos días después la tienda de campaña para Reinhold Messner se convirtió en el primer producto de Gore en Europa que iba a probarse en climas extremos.

«Millones de personas de todo el mundo confían en nuestros productos»

Heinrich Flik, pionero de Gore y expresidente de su consejo supervisor, explica lo que supuso para la compañía ese encuentro con el alpinista. «A finales de los años setenta éramos una empresa muy pequeña que acababa de aterrizar en Europa. Sin embargo, sabíamos que si lográbamos demostrar la eficacia de nuestro producto en condiciones extremas, nos resultaría muy fácil venderlo en la calle. Casi cuarenta años después de mi encuentro con Messner, millones de personas de todo el mundo confían en nuestros productos para protegerles de los elementos».

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