Recientemente, Totalsport cumplió dos décadas de trayectoria. Carlos Murillo, presidente del grupo, recuerda que «Mercatotal reunió a sus 100 mejores clientes y les presentó el proyecto de Central de Compras y Servicios Totalsport. A partir de allí comenzó un largo camino de trabajo, de coordinación de las aspiraciones profesionales de los socios, que ha consolidado una cultura empresarial, siempre vinculada al progreso de “las personas” que forman parte del colectivo. El 100% de nuestros socios son empresas familiares y eso imprime carácter y de esa realidad se ha impregnado totalmente la central», manifiesta Murillo, quien ha visto como ese mismo espíritu se vive al frente de la agrupación, después que sus hijos Cristina y Guillén se hayan sumado a la gestión de Totalsport.
¿Con qué inversión inicial y con qué equipo humano arrancó el proyecto?
Totalsport tuvo la ventaja de arrancar con la infraestructura y los medios que puso a su disposición Mercatotal. Ese tutelaje le permitió una economía de escala muy importante en sus inicios. Luego, su fuerte crecimiento, dio lugar a la formación progresiva de un equipo de profesionales muy controlado pero de muy alta cualificación. Sabemos que la estructura de una central debe ser absolutamente ajustada, pero también de una alta capacidad de gestión.
¿Cómo ha evolucionado la compañía a lo largo de estos años?
Las cifras son elocuentes, hemos crecido todos los años y son reflejo de la evolución del mercado. Las centrales de compra nos hemos convertido en un instrumento necesario (y en estos momentos casi imprescindible) para la supervivencia del pequeño y mediano empresario independiente. Y cuando digo pequeño me estoy refiriendo al ámbito europeo, lo que ha redimensionado nuestro patrón de medida.
«Estamos impregnados del ADN de la empresa familiar y ése es un gen que no para de crecer por evolución espontánea»
¿Cómo ha conseguido transmitir el apego a la central que muestran Cristina y Guillén?
Es muy sencillo: estamos impregnados del ADN de la empresa familiar y ése es un gen que no para de crecer por evolución espontánea. Siempre me ha preocupado que nos hiciéramos tan grandes que esa vinculación afectiva-profesional con los socios se perdiera. El mayor cáncer de una central de compras, a mi juicio, es que se genere un “Club de ejecutivos” que mire cifras y no vea personas. A partir de ahí se crea una desvinculación de objetivos que puede arruinar su futuro.
«Hace mucho tiempo que aprendí que el mercado no existe; existen los especuladores»
¿Qué ha aportado principalmente usted a la central?
Mi formación previa como ejecutivo en sector de productos químicos de gran consumo, me dio una experiencia profesional no teórica, sino empírica, que ha sido fundamental para leer la evolución de nuestro sector. Por decirlo en román paladino, vine aprendido y avisado de como se había vivido en ese sector, que es el más dinámico, los procesos de integración comercial y verticalización de la oferta. La única diferencia ahora, es la velocidad que estos procesos están imprimiendo en nuestro sector. Los procesos de acomodación del mercado deben tener sus ritmos, para que sean razonables. Cuando alguno de los agentes que influyen en el marcado imprime una velocidad excesiva, se producen desajustes indeseables. Pero bueno, hace mucho tiempo que aprendí que el mercado no existe; existen los especuladores.
¿De qué pueden sentirse más orgullosos?
De haber estado, siempre y en todas las circunstancias, al lado del pequeño empresario de comercio.
¿Cómo vislumbran el futuro del sector deportivo?
Depende de la evolución del Big Data. Es decir de la capacidad que tengan los grandes operadores (los especuladores en mi acepción personal) de dirigir al consumidor hacia sus plataformas. Pero en todo caso estoy con Darwin, en que, en los procesos de cambio, los que sobreviven no son los más fuertes, sino los que mejor saben adaptarse a la realidad y en esa tarea tenemos trabajo que hacer nosotros.
¿Dónde pronostican que estará Totalsport dentro de diez años?
En Zaragoza, seguro. Más allá de esto, intuyo que allá donde nos lleve el servicio a la misma cultura socio-empresarial.
