Viviendo una vida sin certezas: Gestión de la incertidumbre

incertidumbre en la etapa de coronavirusMarya Varela OrtizMaryam Varela es experta en la aplicación práctica de la Inteligencia Emocional en el mundo empresarial. Lleva más de 25 años promoviendo, tanto en España como en Latinoamérica, la importancia de desarrollar El Coeficiente del Amor (LQ) en las organizaciones, junto con el coeficiente intelectual (IQ), el coeficiente emocional (EQ) pues es algo que «las máquinas nunca van a tener». Es autora de dos libros, El Mundo de las Emociones y Pasión, y coautora de Coaching Hoy.experta en Inteligencia emocional y colaboradora de La Salle IGS.

Vivimos tiempos íntimos, intensos, muy alejados de nuestras certezas, de nuestra cotidianidad. Sentimos mucha ansiedad al tener que manejarnos en este nuevo espacio de incertidumbre, no nos sentimos cómodos entre tanta vacilación, creemos que nos falta «nuestra vida», y no nos estamos dando cuenta que esta es la vida ahora.

«Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como te gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no serías un hombre, serías una máquina. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas». Osho.

Todo sufrimiento nos prepara para tener una visión distinta de las cosas, de la vida

incertidumbre en la etapa de coronavirusPersonalmente pienso que lo que nos está sucediendo no es algo casual. Jung hablaba de la «sincronicidad», de cómo las cosas ocurren por algo, de cómo todo pasa por una razón y se da sólo cuando llega el momento justo. En la actualidad, estamos en una coyuntura muy importante de cambio, de dolor. La humanidad entera está sufriendo, pero quizás no somos plenamente conscientes que, como ha ocurrido en tantas otras épocas históricas, que es justo ese gran dolor el que está movilizando el cambio, es efectivamente el elemento transformador del que puede surgir algo nuevo. Todo sufrimiento nos prepara para tener una visión distinta de las cosas, de la vida, de la propia realidad.

El ser humano, ahora, necesita dejar de responder al ingente número de estímulos al que estaba acostumbrado. Ahora ha de parar la mente efervescente para dedicarse a decidir su propia vida. La herramienta más útil en estos tiempos es apostar por crecer como seres humanos, son tiempos maravillosos para empezar a aventurarnos en este camino, para vivir con mayor consciencia e introspección.

La vida nos presenta una oportunidad de explorar un nuevo mundo 

En ese «Quédate en Casa» la vida nos presenta una oportunidad de explorar un nuevo mundo que hay dentro de nosotros, de echar el ancla y silenciarnos, de mirarnos hacia adentro, de cuestionarnos quiénes somos y adónde vamos para poder darle un verdadero sentido a nuestra vida.

En este proceso de crecimiento, pasaremos por 3 etapas, no importa en cuál estemos, no tengamos prisa, lo importante es vivirlas y aprender de nosotros en cada una de ellas.

Pasamos por 3 etapas:

1. La incertidumbre: sentimos miedo, ansiedad, porque no sabemos qué va a pasar, ni lo que puede ocurrir. Este un sentimiento de desasosiego, de «no caber en nosotros», de preocupación, de estrés y hasta incluso pavor, es el que nos ha llevado a comprar movidos por el pánico, a estar irritables…

La realidad de hoy es la incertidumbre, nos toca tener claro y aceptar, que está y estará siempre. En verdad siempre ha estado, pero nosotros pensábamos que lo podíamos tener todo controlado. El toparnos con ella tan brutalmente nos lleva a tener que aprender rápidamente a convivir con «la no certeza», con «el no control de nada y de nadie». Por eso en esta etapa lo importante es admitirla como parte integrante de nuestra vida. ¿Y eso cómo se hace?:

• Lo primero, es conectar con nuestra emoción presente: el miedo, aceptar que lo tenemos, y que este nos causa problemas de sueños, de comer o beber en exceso, de no poder detener la mente, de enfadamos por las más insignificantes nimiedades etc…. No estamos acostumbrados a manejarnos con esta emoción, hasta ahora pensábamos que tener miedo era cosa de cobardes, de débiles… y nunca lo hemos querido admitir en nosotros. Cuando tener miedo es de personas. Todos lo tenemos. Todos somos seres vulnerables, y justo eso es lo que nos humaniza.

• A continuación, necesitamos cuestionarnos qué de lo que nos está ocurriendo, depende de nosotros, si hay algo que podamos hacer, si así es hagámoslo y si no es nuestra responsabilidad, aparquémoslo.

incertidumbre en la etapa de coronavirus

• Por último, ahora mira la situación como si estuvieras volando sobre ella, con perspectiva, porque no está en tu zona de influencia, y céntrate exclusivamente en decidir con qué actitud vas a decidir vivirla y qué acciones están en tu mano hacer para cuidar de ti y de tu familia.

2. El aprendizaje: cuando hemos asumido nuestro miedo, comenzamos a soltar el control y estamos listo para aprender a cultivar la presencia: saber lo que estamos sintiendo aquí y ahora, estar completamente consciente de todo lo que es, para poder empezar a convivir con ello. Admitimos lo que nos toca vivir, que es tan irreal y real. Se trata de volver a habitarnos, a tratarnos bien, a estar en nuestro centro e invertir en nosotros mismos. Estos simples principios de nos pueden servir de guía:

Estar presente es observar, parar, respirar, observar a nuestro alrededor, sentir lo que sentimos, escuchar nuestro cuerpo, apreciar los olores, saborear gustos, y expresar libremente nuestras emociones, sensaciones o pensamientos. Poner atención a lo que nos rodea, apreciarlo y agradecer cada pequeña cosa que cada día nos regala la vida.

Accede al contenido completo del artículo en Contact Center Hub, medio perteneciente a Peldaño.

Artículos relacionados