Anna Gener es presidenta y CEO de Savills Aguirre Newman Barcelona.
Repaso la agenda de reuniones previstas para las próximas semanas, todas frustradas por el confinamiento. En la calma de estos días, me sorprende la agresividad del ritmo que me había impuesto, sin espacios para reflexionar o relajarme. Todo tenía que pasar deprisa, en una dinámica extenuante.
En este nuevo mundo en pausa los pensamientos encuentran, finalmente, espacio para recorrernos; algunos entran y salen huidizos, otros se hacen fuertes, construyendo nidos dentro nuestro. Las emociones también se hacen más presentes, porque el silencio posibilita que nos podamos escuchar mejor interiormente.
El reto de estos días es vencernos a nosotros mismos
Un mundo en silencio nos desbroza, confronta con nuestra verdad, nos desnuda de artificios en los que refugiarnos. Afloran nuestros fantasmas, también nuestros verdaderos deseos. El reto de estos días no es sólo vencer al virus, también es vencernos a nosotros mismos.
Tras el confinamiento muchos de nosotros querremos funcionar a un ritmo más pausado y consciente. Una dinámica que intuyo más capaz de hacer brotar la creatividad, un estado de gracia que sólo sabe manifestarse con una mente clara y en paz. Repensarse. Prepararse para cuando volvamos a la cotidianidad. Solidificar los pilares sobre los que construir una vida más plena, donde el universo de nuestros afectos configure la escalera de prioridades. Hemos atendido demasiadas urgencias que nos eran ajenas.
Cuando podamos volver a salir a la calle y oír el ruido de nuestras ciudades, que lucirán preciosas en plena primavera, viviremos momentos de euforia.
Mucho menos cinismo
Nos reencontraremos con personas que hemos echado de menos estos días de reclusión, y podremos volver a abrazarnos con libertad. Es muy posible que salgamos del confinamiento con grandes dosis de ternura y con mucho menos cinismo.
Seremos los supervivientes de una gran catástrofe; lloraremos a nuestros muertos y contabilizaremos las pérdidas económicas. Habremos vencido al virus, pero la sensación de vulnerabilidad de estos días permanecerá con nosotros por siempre jamás.
Y como siempre ha hecho la humanidad, volveremos a empezar. Y muchos recomenzaremos nuestras vidas de una forma distinta, donde el respeto hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno configuren un nuevo paradigma.
Artículo publicado en Viaempresa y reproducido con permiso expreso de su autora.