InicioCoyunturaSe acabó el destruir el textil y el calzado no vendidos

Se acabó el destruir el textil y el calzado no vendidos

textil recicladoLas empresas del sector de la moda ya no podrán tirar toda la ropa y calzado que no consigan vender. Lo han acordado el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, junto con otras medidas sostenibles que pretenden potenciar la economía circular y reducir el impacto medioambiental de la industria textil, altamente contaminante.

Sanciones bastante más elevadas de lo que hasta ahora se pagaban 

Además, en caso de que las compañías tiren productos que se han quedado sin comprador, deberán notificarlo a las administraciones correspondientes y explicar el motivo. Si es injustificado, la nueva ley prevé sanciones bastante más elevadas de lo que hasta ahora se pagaban por incumplimientos similares.

Las distintas legislaciones estatales, en un plazo máximo de 18 meses, y las grandes marcas tendrán un margen de adaptación de nueve meses. Las pequeñas y medianas empresas tendrán seis años de margen para cumplir con la normativa.

Reducir la llamada obsolescencia prematura

textil sostenibleLa Unión Europea también ha consensuado medidas que quieren reducir la llamada obsolescencia prematura. Es decir, cuando un producto se estropea a los pocos años de vida y las compañías dificultan la reparación para incentivar el consumo o para que el consumidor sólo pueda arreglarlo si contrata los servicios del propio fabricante. «La dimensión sostenible de la fabricación del producto debe tenerse en cuenta desde la primera etapa de su concepción», señaló como representante del Consejo de la Unión Europea el flamante ministro de Industria español, Jordi Hereu.

De esta manera, el reglamento obligará a que las empresas ya fabriquen pensando que la reparación sea fácil en caso de que los productos se estropeen pronto o justo cuando se acaba la garantía. Y, en este sentido, que se facilite que los consumidores puedan arreglarlos en cualquier taller y no tengan que ir a la tienda oficial por obligación. Además, los productos tendrán que tener un ecodiseño que permita que cuando dejen de ser útiles sus componentes se puedan separar sin demasiadas complicaciones y sean fácilmente reciclables.

Ser conscientes de la segunda vida que se puede dar a los productos

La Unión Europa también introduce una suerte de pasaporte digital que deberán tener todos los productos comunitarios que haya en el mercado. Según el texto legislativo, el documento indicará «claramente» cómo reparar o reciclar el artículo en cuestión para que consumidores y empresas tengan más información sobre lo que compran o suministran, y sean conscientes de la segunda vida que se puede dar a los productos antes de tirarlos a la basura.

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