¿Sabes que existen cuatro clases de ceguera?
Pepe Cabello es empresario de vocación, formado en habilidades comerciales e interesado por la Inteligencia Emocional y la PNL, fundó Diamond Building, compañía que dirige y en la que ejerce como coach.
Me preguntó una buena amiga cómo describiría un ciego a una persona. Me quedé pensando en la pregunta y concluí que realmente existen cuatro clases de ceguera. Por un lado, tenemos la ceguera física, que bien podría ser por nacimiento o por pérdida progresiva o accidente. Evidentemente la manera de describir serán diferentes: si un día vio tiene recuerdos y, en base a esos recuerdos, podrá buscar similitudes y referencias que le hagan definir a una persona… Me refiero en lo físico. Bueno, aunque pensándolo bien, lo que las personas percibimos de los demás también está determinado por lo que vemos y nos inventamos. Las personas sólo necesitamos siete segundos para inventarnos a otra persona. Un saludo y basta para concluir si es una buena persona o un… bueno, ya sabes.
Si la ceguera es de nacimiento, sólo podrá usar la imaginación para crear imágenes; sí, digo bien, imágenes, ya que el ser humano no ve con los ojos, sino con el cerebro. También es bien cierto que, cuando perdemos un sentido, desarrollamos otros hasta limites increíbles. Por otro lado, y es digno de tener en cuenta, las personas podemos ser ciegas físicas aun teniendo las cosas delante de nuestras propias narices. Y es que la mente ve lo que el corazón quiere sentir.
No hay peor ciego que el que no quiere saber de algo
Existe otra clase de ceguera, la mental. Es el resultado de la falta de conocimiento en una materia concreta. Es decir, cuando las personas no sabemos acerca de algún tema, somos ciegos a ese asunto. No saber de biología me convierte en ciego de esta materia. Definitivamente esta ceguera se cura con el estudio y la lectura. No hay peor ciego que el que no quiere saber de algo. Las personas discuten de cosas que no saben. Es como discutir de un monumento que nunca pude ver con mis ojos… pero lo hacemos. Es más, este tipo de ceguera hace que muchas personas traten de enseñar conceptos de los que son ciegos. Un ciego no puede enseñar a otro ciego.
Hay otra ceguera: la emocional. Ésta puede llegar a ser enfermiza y tiene lugar cuando realmente desarrollamos la incapacidad de no ser empáticos; es decir, no poder percibir las emociones de la persona que esta frente a nosotros. Todo nace de una autoceguera de nosotros mismos. Si no somos capaces de ver y reconocer nuestras propias emociones, ¿cómo podemos ver y reconocer la de los demás? La inteligencia emocional nos ayuda a desarrollar e incorporar habilidades para incrementar esta visión: la emocional.
Dar sentido de transcendencia a la existencia
Hay una ultima ceguera, la que yo llamo ceguera espiritual. Para mí es ciego espiritualmente aquella persona que no es capaz de ver o reconocer su misión o propósito de vida. Las personas necesitamos por naturaleza darle sentido a nuestras vidas; me refiero a un sentido de dirección y de significado. Le puedes llamar conectarte con Dios, con la fuente, con la vida, descubrir tu propósito… lo que sea que te haga sentir que estás contribuyendo y le estas dando un sentido de transcendencia a tu existencia.
Existen personas que usan la religión para tratar de ver en este área, pero cuando la religión se convierte en el objetivo, el ciego se vuelve aún más ciego. Vivir por fe y en la confianza es tener visión en esta área. Saulo de Tarso (o apóstol Pablo) decía que fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no se ve… pero actúo desde ahí. Qué tremendo es ver con estos ojos de fe.
Todas las cegueras parten del mismo error por parte del ser humano
Cuando las personas vivimos en fe, sabiendo que todo está en orden y que cada paso que damos está en pos de una declaración hecha por mi boca y que todo tiene y cobra un significado, de repente ya no eres ciego en este dominio. La verdad es que todas las cegueras parten del mismo error por parte del ser humano y es la falta de conocimiento o la distorsión en la manera de mirar. Me explico, si yo uso unas gafas defectuosas, veré las cosas muy mal, no las veré con nitidez. De igual manera, si veo a través de unas creencias erróneas, no podré ver con claridad las oportunidades que me ofrece la vida o las juzgaré como problemas, pero sólo es una manera de mirarlas.
Definitivamente la ceguera emocional es una distorsión en la manera de identificar las emociones, que además determina los juicios que hacemos acerca de las emociones de los demás. La ceguera espiritual, igualmente, nace de un deterioro o un defecto en la manera de ver; querer vivir en base a hechos ya consumados nos lleva a vivir en el miedo, esperando a que las cosas ocurran como un día ya ocurrieron; nos aleja de la confianza y el ser humano es llamado a vivir en la confianza, en la fe.
La vida es algo que merece la pena vivirla cada segundo
No es la ceguera física la que mas problemas causa al ser humano. Revisemos nuestras maneras de mirar en estas cuatro áreas y ajustemos las lentes con las que miramos… Quizá así podamos abrir nuestros ojos físicos, mentales, emocionales y espirituales y por fin ver que la vida es algo que merece la pena vivirla cada segundo como si fuera el ultimo que nos queda.
