Observando el 2019 por el ojo de la cerradura

confianza en las redes sociales por Genís Roca

Genís Roca és arquéologo, experto en Internet, especialista en transformación digital y presidente de Roca Salvatella (www.rocasalvatella.com).

Este artículo es una reproducción traducida del publicado originariamente en ViaEmpresa y cuenta con la autorización para ello tanto de su autor como del medio citado.

 

Sube la ética. Bajan los robots

En 2018 hablamos mucho de robots y del futuro del trabajo por aquello de acabarán sustituyéndonos en nuestras tareas, maravillándonos de todo lo que son capaces de hacer y compartiendo vídeos por Whatsapp donde aparecen robots que incluso hacen lo ridículo tratando de bailar o permanecer de pie mientras los molestamos para hacerlos caer.

En 2019 ya dejaremos de preocuparnos tanto de lo que saben hacer y pondremos más el foco en el algoritmo que decide cómo deben hacerlo. Giraremos la mirada hacia los criterios y las variables que el programador ha tenido en cuenta. Cuando un coche autónomo en una situación de riesgo tenga que decidir si te salva a ti o a una vaca que pasa por allí, será relevante que el programador no sea un creyente hindú que considera que tú eres un paria y en cambio las vacas son sagradas. El coche hará una cosa u otra porque alguien le ha transmitido un criterio, y querremos hablar de ello tanto o más que del coche.

Sube el blockchain. Baja el Big Data

Hasta ahora hemos hablado mucho de la capacidad de recoger muchos datos, y de qué serías capaz de hacer con tanto dato. Quien más quien menos presumía de tener mucha información, y los que tenían poca buscaban la manera de conseguir más.

Este 2019 el foco ya no estará en el volumen sino en la fiabilidad, y definiremos las bibliotecas de datos no tanto por su extensión sino por su calidad. En primer lugar desde un punto ético, sobre si hemos obtenido el dato con mayor o menor conciencia y consentimiento de los implicados. Y en segundo lugar desde un punto de vista técnico, sobre si el dato puede haber sido alterado antes de llegarnos a nosotros; y es aquí donde hablaremos mucho -aún más- del blockchain como solución técnica para garantizar la confianza.

Sube el 5G. Baja el 3D

Nos gustan más los sueños que la realidad, y por eso dejaremos de hablar tanto de la impresión 3D y hablaremos mucho de 5G. La impresión 3D es ya una realidad absoluta, y se ha incorporado con normalidad en muchos procesos industriales y ha modificado de manera muy relevante muchos productos de nuestra vida cotidiana. Por eso ya no resulta tan fascinante hablar de ello, porque es una conversación que ya no soporta demasiados castillos en el aire y necesita que la traslademos a casos de uso concretos y reales, pues ya hay muchos y la conversación acepta pocas especulaciones.

En cambio el 5G es el futuro. No lo veremos operativo en nuestras vidas hasta dentro de unos años; por eso nos fascinará tanto hablar mucho durante todo el 2019. Unos lo harán porque necesitan explicar sus bondades a los que toman decisiones, para que las tomen y hagan las apuestas pertinentes para su correcto desarrollo. Y otros hablarán mucho porque siempre hay quien disfruta imaginando futuros y hablando, aunque a veces exagere un poco o no acabe de saber bien qué pasará.

Sube el plan de acción. Baja el plan estratégico

El plan estratégico ha muerto. Viva el plan de acción.

Lo más importante no es qué has pensado, sino cuánto tardarás en ponerlo en marcha minimizando riesgos. Hay una tendencia imparable a transformar las organizaciones para hacer posible que, además de estabilizar procesos, sean capaces de impulsar proyectos. Hasta ahora la gestión por procesos y la gestión por proyectos convivían mal, y en cambio ahora necesitamos que lo hagan y se combinen.

Antes hablábamos de «time to market» para expresar cuánto tiempo tardas en trasladar una propuesta al mercado, pero ahora el concepto debe tener más precisión y hay que hablar de «time to test». ¿Cuánto tiempo tardarás en hacer una prueba de tu idea con cliente real? Hay organizaciones acostumbradas a un «time to market» de un año, que tendrán que espabilar para ser capaces de alcanzar un «time to test» de ocho semanas. Y ése es un cambio nada sencillo, que mantendrá a mucha gente ocupada durante este 2019.

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