Artículo publicado en VIA Empresa y reproducido con permiso expreso de su autor.
Genís Roca es empresario, arqueólogo y presidente de la Fundació .cat.
Creo que muy pronto nuestro día a día incorporará con normalidad muchas inteligencias artificiales, y que básicamente serán de dos tipos: genéricas y específicas.
Las inteligencias artificiales genéricas serán sistemas de acceso universal para usos generales, como el famoso ChatGPT. Las habrá de todo tipo y para cualquier cosa, capaces de generar textos, imágenes y videos de acuerdo a tus instrucciones, y se podrán utilizar para hacer preguntas, redactar noticias, decorar pisos, crear listas de música, escribir fórmulas de una hoja de cálculo, mejorar código informático, escribir las cláusulas de un contrato, diseñar escaparates o vete a saber qué. Habrá muchas y ninguna nos satisfarán plenamente porque todas tendrán defectos y problemas. En unos casos la calidad nos parecerá insuficiente y en otros consideraremos que tienen un sesgo insoportable o que los datos en los que se sustentan tienen demasiados problemas de propiedad intelectual.
Cada cual podrá escoger las fuentes de información que quiere utilizar para entrenar a su propio sistema
Esta realidad de herramientas genéricas se verá complementada por otro fenómeno que está empezando pero aún no es del todo evidente: todas las especialidades, casi todas las empresas y también muchas personas dispondrán de sistemas propios de inteligencia artificial. Las soluciones genéricas tipo ChatGPT se utilizarán para temas genéricos, pero se hará habitual el uso de herramientas específicas. Un oncólogo se apoyará en una inteligencia artificial específica de oncología, sólo disponible para profesionales, que en vez de entrenarse leyendo de todo como ha hecho ChatGPT pondrá foco en publicaciones científicas, analíticas, pruebas médicas, historias clínicas, ensayos y un montón de información médica y especializada. Yo mismo podré entrenar a mi propia inteligencia artificial para que me ayude a escribir artículos o asesorar empresas, y lo haré entrenándola específicamente con los textos que yo mismo haya podido escribir previamente y una selección de otros textos que me hayan gustado o interesado de una manera especial, de manera que si se pone a escribir textos lo haga a mi manera y con mis enfoques y planteamientos. Es decir, cada cual podrá escoger las fuentes de información que quiere utilizar para entrenar a su propio sistema.
De la misma manera que cada grupo de música busca su sonido específico y cada autor busca su estilo, cada cual se apoyará en una inteligencia artificial que le permita tener un estilo propio, o un nivel de calidad propio. El RACC tendrá su IA para organizar los servicios de asistencia en carretera, La Vanguardia tendrá su IA para generar noticias, La Caixa tendrá su IA para hacer quien sabe qué, Love of Lesbian tendrá su IA para ayudarlos a componer nuevos temas, Cuatrecasas tendrá su IA para apoyar a sus abogados, Ferran Adrià tendrá su IA para ayudarlo a explorar el mundo de la cocina, el Ayuntamiento tendrá su IA para organizar la obra pública y Hacienda tendrá la suya para luchar contra el fraude fiscal. Y tú que me lees querrás tener tu IA para ayudarte en lo que sea que te dediques a hacer.
Pronto veremos cómo la IA se convierte en un elemento estratégico para conseguir ventajas competitivas.
Será normal tener tu inteligencia artificial. Sospecho que tendrá unos precios razonables y que por tanto renunciar a ello será una excentricidad. Hasta ahora dos despachos de abogados, dos equipos médicos o dos bandas de música se diferenciaban por sus recursos, el presupuesto i sobre todo por el talento y experiencia de sus miembros. Ahora aparece un nuevo ingrediente: la calidad de sus sistemas de inteligencia artificial. Los recursos que haya dedicado, pero sobre todo la selección cuantitativa y cualitativa de las fuentes de información que la configuran. Así que pronto veremos cómo la IA se convierte en un elemento estratégico para conseguir ventajas competitivas. Habrá sectores que se coordinarán para compartir, y otros que serán más reacios a hacer proyectos compartidos porque verán una oportunidad de diferenciación.
El resultado será que utilizaremos los dos tipos de herramienta con normalidad, la herramienta específica para nuestros usos más especializados, donde queremos marcar la diferencia, y herramientas genéricas para el resto de cosas, donde no hace falta diferenciarse. Un oncólogo podrá utilizar la herramienta especializada como apoyo en la realización de un diagnóstico y acto seguido utilizar otra genérica tipo ChatGPT para resolver una duda sobre un hecho histórico. En cambio, un arqueólogo se apoyará en su yacimiento paleolítico en una herramienta especializada y después usará ChatGPT para una duda médica. Cuesta imaginar un sector, una actividad, que no se apoye en una herramienta específica y especializada de inteligencia artificial. Ve pensando si en tu caso, en aquello a lo que te dedicas, será fruto de un esfuerzo colaborativo, o por el contrario entraréis en una dinámica competitiva.