Genís Roca es empresario y arqueólogo y presidente de Rocasalvatella
No tengo la suerte de conocer a Martí Peran. Sé que es profesor de Teoría del Arte en la Universidad de Barcelona y que nació en Mataró en 1961. Por tanto somos coetáneos, vivimos en la misma zona y quizás tarde o temprano coincidiremos. Mi interés viene de un pequeño libro que publicó en enero de 2016 con el título «Indisposición General». Ensayo sobre la fatiga. No conozco nada más de su obra, pero este pequeño ensayo me atrapó, y me ayuda a construir una mirada crítica sobre los tiempos que vivimos, tan dominados por emprendedores, makers y otros hiperventilados.
Hubo una época en que las personas se explicaban por su trayectoria, por su biografía, por todo aquello vivido y las experiencias acumuladas. En cambio ahora todo esto es menos importante y lo que realmente te explica es el proyecto en curso, aquello que estás haciendo en este preciso instante. Si te paras o no estás haciendo nada realmente interesante eres muy sospechoso. La inactividad es síntoma de algún problema inquietante. Nadie se creerá que estás pensando, reflexionando, descansando o que te has dado un sabático. Tras esta terminología todo el mundo cree que escondes algún problema y que algo va mal. ¿Un despido traumático?, ¿una enfermedad?, ¿la confirmación de que ya estás obsoleto?. Lo que te explica es lo que haces, y ya no importa lo que hiciste. Si lo que haces es poco interesante, es porque tú ya no eres interesante. Y si no estás haciendo nada, es porqué ya no puedes o no sabes hacer nada interesante.
‘Do it yourself’
Como bien apunta Peran, la cosa se agrava con la moda del Do it yourself. Ahora todo es posible, y si no lo consigues sólo puede ser culpa tuya. ¿Quieres tocar la guitarra?: hay tutoriales en YouTube, ¡ponte a ello y lo conseguirás!. Tienes todos los materiales, todo el conocimiento del mundo a tu alcance. Ahora, con Internet, puedes aprender de los mejores. Tienes acceso a toda la información, a todas las metodologías posibles, a todos los tutoriales. Si no hablas inglés, no tocas la guitarra, no entiendes qué es el blockchain, o no conoces el sistema tributario de Luxemburgo es porqué no has puesto suficiente interés, porque sólo dependía de ti conseguirlo. ‘Do it yourself’. Hazlo para ti, y hazlo por ti mismo. O para utilizar otra horrible palabra de moda: ¡empodérate! Ocúpate tú mismo de las cosas importantes. Empodérate y lidera tu plan de formación. Empodérate y mejora tu salud. Empodérate y lidera tu futuro profesional. Antes pedías ayuda a Dios, después al Estado… y ahora, visto como van las cosas, más vale que no esperes nada de nadie y te ocupes tu solito. Empodérate. ‘Do it yourself’. El individualismo extremo.
Si ahora mismo no estás haciendo nada interesante es culpa tuya y sólo tuya. La emprendeduría es una de las caras de esta moda insoportable que obliga a todo el mundo a hacer algo interesante y transcendental. Está prohibido hacer proyectos normales. Todo ha de ser hiperventilado, fantástico y transcendental. Pero no para mejorar la sociedad, crear puestos de trabajo, mejorar el común… no. Todo ha de ser fantástico y sensacional para demostrar que nosotros somos fantásticos y sensacionales, porque aquello que estamos haciendo es aquello que nos explica. Nos hemos instalado en una feria de las vanidades en la que demasiada gente infla sus proyectos, magnifica los resultados, exagera el relato, emborracha las proyecciones… un carnaval en el que todo el mundo se disfraza a ver si así se convierte en unicornio, a ver si enreda a alguien, le vende la moto (la empresa) y arrambla con mil millones de dólares que raramente generarán riqueza social (recordad que demasiado a menudo el motor de todo es individualista) sino como mucho alguna fortuna estrictamente personal que se concentrará en poquísimas personas del núcleo fundacional. Hay una escena dominada por proyectos individuales y personales de gente devorada por la trampa de sólo poder explicarse por el proyecto en curso.
El resultado es una fatiga insoportable. Es extenuante intentar estar constantemente haciendo cosas interesantes, año tras año. A veces es necesario estar un tiempo, el que sea, haciendo poca cosa. Para limpiar. Para observar. Para pensar en ello. Para dejar pasar el tiempo y que la vida te traiga nuevos escenarios. Y estos momentos pueden ser momentos de crecimiento, de salud, de transición. Para avanzar, a menudo es necesario parar. Si no paras, vas cansado. Hay una indisposición general, mucha gente cansada que hace ya demasiado tiempo que no puede parar para que no parezca que ha caducado.
Artículo publicado en ViaEmpresa y reproducido con el permiso expreso del autor.