Jordi Tarragona es consejero de familias empresarias y abogado; profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y coautor del libro “Los Aristegui: una familia, una empresa”, publicado por Profit Editorial.
Las empresas familiares empiezan por el emprendimiento de “un loco que se atrevió a soñar”. Las personas tenemos un ciclo de vida en el que los intereses y perspectivas cambian. Aquel joven emprendedor arriesgado se puede convertir, con el paso de los años, en un conservador obsesionado por evitar perder todo los alcanzado.
La empresa familiar es bipolar: por un lado, ha de procurar la continuidad respetando la tradición, y por otro, para hacerlo, ha de buscar nuevas oportunidades, invirtiendo en convertirlas en negocio, y siendo capaces de desinvertir en los proyectos sin futuro.
La planificación estratégica
Las familias empresarias han de tener como objetivo no solo pasar de una generación a otra la riqueza (proteger “la gallina de los huevos de oro”), sino además incrementarla. Para esto es necesario que la mentalidad operativa se convierta en mentalidad emprendedora. Una herramienta para lograrlo es la de la planificación estratégica; con objetivos claros, transparencia financiera y disposición al cambio; con minimización de personalismos, poniendo en cuestión el ‘statu quo’.
El ADN no garantiza la transmisión del emprendimiento, pero nacer en una familia emprendedora aumenta las probabilidades de serlo. La familia realmente empresaria emprendedora tiene una cultura de liderazgo participativo, visión multigeneracional, búsqueda sistemática de oportunidades, estrategia de procesos enfocados y preocupación por la formación y desarrollo emprendedor de los integrantes de la familia.
El riesgo de choque intergeneracional
El relevo siempre es un reto, puede ser una oportunidad para el emprendimiento. Los continuadores pueden aportar aire fresco, pero se puede generar un choque intergeneracional. Incentivar el espíritu emprendedor de los continuadores aumenta la probabilidad de que tengan empleo y de aumentar la riqueza de la familia. También da la oportunidad de formarse y demostrar la capacidad para una posible posterior incorporación a la dirección o gobierno de la empresa familiar. Asimismo, presenta inconvenientes; existe el riesgo financiero de perder el dinero invertido; y la carga emocional puede ser importante, porque no es lo mismo fracasas frente a terceros que ante la familia.
La estructura y composición de los órganos de gobierno empresariales y familiares puede tener un papel muy importante en el emprendimiento. Su funcionamiento profesional es esencial. La presencia de no familiares y de independientes, la diversidad de género, formación, experiencias… puede aumentar la orientación emprendedora.
El financiamiento familiar ha de ser una oportunidad, no un derecho
La primera recomendación para las familias empresarias en relación al emprendimiento es incluirlo en los temas de las Constitución (protocolo) familiar. La segunda es evaluar los proyectos con criterios profesionales, teniendo en cuenta que pasa si el proyecto fracasa. Dicen que no se ha de avalar lo que no se puede perder. Hay demasiados casos de padres que pierden su vivienda por haber avalado de forma inconsciente la ilusión de un hijo. El financiamiento familiar ha de ser una oportunidad, no un derecho.
La implicación emocional de la familia en los proyectos puede nublar la vista e impedir ver cuando es mejor dejar un proyecto en el cual uno de sus integrantes es promotor. O puede ser el temor a crear conflictos familiares por la decisión de no continuar. El emprendimiento requiere constancia y no desfallecer; pero la familia empresaria ha de asumir riesgos controlados; por eso es necesario que su comportamiento inversor sea profesional.
El recomendable protocolo familiar
En cualquier proyecto de start-up que se presenta en un fórum de ‘business angels’ es bien sabido que además del proyecto empresarial una cuestión fundamental es el conocido como pacto de accionistas, por el cual se regula la retribución de los emprendedores, el gobierno de la sociedad, pasando por la valoración de ésta y la salida de los inversores, entre otros temas. En la empresa familiar esto puede reflejarse en la Constitución (protocolo) Familiar.
De la empresa familiar surgen muchos emprendedores que no forman parte de la familia, pero que crean nuevos proyectos independizándose. Esto puede ser debido, a veces, a la existencia de “techos de cristal” que impiden a los no familiares llegar a los máximos puestos de dirección o gobierno, y a ser accionistas de la empresa familiar.
La empresa familiar ha de ser más emprendedora que nunca
Si la familia empresaria pierde espíritu emprendedor es difícil que supere con éxito los retos de regeneración estratégica a los que antes o después tendrá que hacer frente. La empresa familiar ha de ser más emprendedora que nunca, recordando que lo esencial (clientes, caja y equipo) es inmutable.