Laureano Turienzo es presidente de la Asociación Española del Retail.
En enero de 2020, fui a Boston. Iba a una reunión en la Universidad de Harvard. Me reuniría con colegas para debatir sobre la historia y el futuro del retail. Hablamos de tantas cosas, e hipotetizamos sobre lo que iba a suceder en esta década.
En esos momentos un coronavirus estaba cambiando la historia de la humanidad. Pero no hablamos de eso. No éramos conscientes. Era algo que estaba sucediendo en China. Tan lejos de allí.
Luego, unas semanas después, supimos que nuestras vidas también cambiarían, y que todos nuestros pronósticos había que tirarlos a la basura. Hablamos de Jeff Bezos, de Jack Ma, y sobre todo del más grande de todos los tiempos, Clarence Saunders, del que tanto había investigado y escrito.
Para él, el mejor retailer del Mundo era la NBA
También, por supuesto, hablamos de los mejores retailers del mundo. Un colega me sorprendió cuando dijo que, para él, el mejor retailer del Mundo era la NBA.
El caso es que aquello me llamó la atención tanto, que decidí quedarme un día más en Boston, ya que al día siguiente daba la casualidad de que Boston jugaba en casa contra los New York Nets. A la noche siguiente, recuerdo que estaba helando en Boston. Y que tardé tiempo en coger un taxi (estuve a punto de huir a la habitación de mi hotel). Ya cuando llegué al TD Garden, el estadio donde jugaban los Boston, aquello ya era una locura. En torno al estadio había un cinturón de posibilidades de compras. Y dentro más. De hecho, por lo visto, desde el año pasado Amazon brió tiendas sin cajeros en el estadio.
Siempre, en contra de la teoría oficialista de los foros especializados en retail, pensé que un museo privado, una clínica estética, o un estadio de la NBA son tan retail como un supermercado, una ferreteria, o una tienda donde se vende moda. Bueno, lo de la NBA lo pienso desde ese día, si les soy sincero.
Todo allí giraba en torno a que estabas viviendo un momento que recordarías durante mucho tiempo
Lo de la NBA es de otro mundo. Es increíble cómo hacen que ir a ver un partido de baloncesto se convierta en algo descomunalmente memorable. Más allá de la geografía de tiendas (buenísimas) alrededor del estadio y dentro, todo es un viaje mágico. Los juegos de luces que navegaban por los techos del estadio, la música, los himnos, la estética, la ceremonia previa, el momento inolvidable de saberte ahí, los colores, el merchandising… el cómo todo allí giraba en torno a que estabas viviendo un momento que recordarías durante mucho tiempo.
Era la primera vez que iba a un partido de la NBA. Sospechaba que aquello era increíble, pero una cosa es sospechar y otra es vivirlo en primera persona. Me di cuenta de que son unos maestros descomunales en eso de fabricar «experiencias memorables de compra».
Disney y la NBA, ahí tienes a los dos genios de esto de construir experiencias superlativamente positivas de compra. Desde entonces, cuando algunos de mis clientes me piden consejo acerca de dónde deben ir para aprender buenas prácticas para sus negocios, les respondo: “¡Vete a ver un partido de la NBA!”.
Artículo publicado en el perfil de Linkedin de Laureano Turienzo y reproducido con permiso expreso de su autor.