La industria textil en Europa está en medio de una transformación significativa, impulsada por la creciente preocupación por la sostenibilidad y la necesidad de innovar frente a los desafíos ambientales. En el centro de esta transformación se encuentra la introducción del pasaporte digital para productos textiles, una herramienta destinada a fomentar la transparencia, la trazabilidad y la economía circular en el sector.
“Vamos a experimentar un cambio radical con lo que vendrá a conocerse como pasaporte digital. Este pasaporte es una iniciativa clave dentro de la Estrategia Textil de la Unión Europea, presentada en marzo de 2022. Se espera que su implementación sea obligatoria para ciertos productos textiles a partir de 2026”, explica Sergi Simón, coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School.
El pasaporte digital
Este pasaporte proporcionará a cada prenda una identidad digital única que incluirá información detallada sobre su composición, origen, métodos de producción, sostenibilidad y reciclabilidad. “El objetivo es que los consumidores puedan tomar decisiones más informadas y conscientes al comprar ropa, lo que podría impulsar prácticas de consumo más responsables”, matiza Sergi Simón.
Además de beneficiar a los consumidores, el pasaporte digital ayudará a las empresas a cumplir con las normativas ambientales y laborales, que son cada vez más estrictas en Europa. La transparencia en la cadena de suministro y la trazabilidad de los materiales se convertirán en elementos cruciales para operar en el mercado europeo. Para el coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School: “Este cambio también fomentará la competitividad entre las marcas, ya que las empresas que adopten prácticas más sostenibles tendrán una ventaja en un mercado cada vez más consciente del medio ambiente”.
El stock, el «fleco» pendiente
En este escenario, la gestión del stock no vendido ha sido un problema persistente en la industria textil. Tradicionalmente, muchas marcas optaban por destruir los productos no vendidos para evitar que saturaran el mercado y afectaran negativamente la percepción de exclusividad de la marca. Sin embargo, esta práctica ha sido criticada por su impacto ambiental y ético, lo que ha llevado a la exploración de alternativas más sostenibles, como la reciclabilidad de estos productos.
“El reciclaje de textiles, en lugar de su destrucción, se alinea con los principios de la economía circular, que busca mantener los materiales en uso durante el mayor tiempo posible. Esta práctica no solo reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos, sino que también ahorra una cantidad significativa de energía”, precisa el profesor de la escuela de negocios. Se estima que el reciclaje de textiles puede ahorrar hasta un 70% de la energía que se necesitaría para producir nuevas fibras a partir de materias primas vírgenes. Además, por cada tonelada de textiles reciclados, se pueden evitar hasta 6,6 toneladas de emisiones de CO2.
“Los datos provisionales sugieren que la adopción generalizada de la reciclabilidad en la industria textil podría reducir el consumo energético total en un 10-20% en los próximos 10 años, dependiendo de la escala y la eficiencia de las tecnologías empleadas”, mantiene Sergi Simón. Este ahorro energético no solo es beneficioso desde el punto de vista ambiental, sino que también puede traducirse en una reducción de costes operativos para las empresas, que podrán reutilizar materiales en lugar de depender de recursos vírgenes más caros.
Dos modelos contrapuestos que persiguen el mismo objetivo
Inditex lleva años implementando un modelo de negocio basado en la producción y distribución rápida, conocido como ‘fast fashion’, pero con una gestión de inventario altamente eficiente. La empresa utiliza tecnologías avanzadas para monitorizar en tiempo real las tendencias de los consumidores y ajustar rápidamente su producción, reduciendo significativamente el riesgo de sobreproducción y minimizando los excedentes de stock.
“Esta práctica ha permitido a Inditex reducir el desperdicio de productos no vendidos y responder de manera más ágil a la demanda del mercado. ¿Por compromiso o por rentabilidad? Da igual, el modelo, aunque mejorable es más sostenible que otros. No obstante, sigue planteando un problema con la poca durabilidad del uso de las prendas”, analiza el coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School.
Una marca que ha adoptado el concepto de ‘moda lenta’ o ‘slow fashion’,
enfocándose en la durabilidad y la calidad de sus productos
Por otro lado, otra alternativa que se está gestando la representa Filippa K, una marca sueca que ha adoptado el concepto de ‘moda lenta’ o ‘slow fashion’, enfocándose en la durabilidad y la calidad de sus productos. La empresa promueve la sostenibilidad a través de varias iniciativas, incluyendo un servicio de alquiler de prendas que permite a los clientes disfrutar de la moda sin la necesidad de comprar constantemente. Además, Filippa K fomenta la reparación y el reciclaje de sus prendas al final de su ciclo de vida, ayudando a prolongar la vida útil de los productos y reduciendo los residuos textiles.
Para Sergi Simón, “este enfoque permite a la empresa mantener un equilibrio entre estilo y responsabilidad ambiental, al tiempo que educa a los consumidores sobre las ventajas de la moda sostenible”.
En resumen, el profesor de EALDE Business School apunta que “con la implementación de iniciativas como el pasaporte digital y el enfoque en la reciclabilidad de productos, la moda europea está bien posicionada para ser un referente global en innovación sostenible, pero queda mucho trabajo que hacer y mucho camino que recorrer no exento de peligros”. Según el coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de la escuela de negocio, “los principales riesgos van a ser los asociados a la desigual consideración de estas cuestiones en las diferentes regiones del mundo, que pueden amenazar la rentabilidad de quien busque producir menos y fomentar una menor rotación de las prendas a usar por los consumidores, lo que, sin duda, generará un gran debate”.